salía de la casa del sabio anciano... cargaba sus frescas y luminosas palabras... sin embargo, me sentí superior a él... era joven... pasaron los años y ya mayor, ya anciano, caminando por las calles de mi ciudad, pude ver al mismo anciano sentado al borde de la mar... me acerqué y le pregunté qué era de su vida... me dijo que hacía muchos años estaba muerto... me sentí sorprendido, pues no sabía que las almas o espíritus hablasen... el anciano siguió mirando la mar y comenzó a hablar de cosas sin mucho sentido, en un idioma irreproducible... me senté a su lado y me puse a mirar la mar, tal cual el sabio anciano... sus olas calmaban mis momentos y el cielo brillante hizo de mi alma un punto de eternidades... sentí la dicha mas grande y de mis ojos brotaron lágrimas de dicha al sentir tanta paz... quise hablar con el anciano, pero sus profundos ojos me dijeron que escuchase y escuché... "hace mucho que ambos estamos muertos", me dijo, para luego desaparecer... cerré los ojos y sentí que dormía sin soñar...