Erase una vez una asesina profesional, que ya tenía más de una docena de hombres asesinados en su haber en apenas dos años y medio. Sus crímenes habían sido cometidos con tanta prolijidad que las más importantes organizaciones criminales peleaban por tener en sus filas a una asesina tan profesional como brutal, sanguinaria, cruel y despiadada. Se decía que de chica un hombre la había violado y había asesinado a su madre y a su hermana, por eso sentía un gran desprecio hacia el sexo masculino, lo cual la convirtió en una asesina de hombres que liquidaba a sus víctimas tanto por placer como por dinero.
Nadie sabía como era su verdadero nombre. De hecho utilizaba cuatro identidades distintas que las alternaba de acuerdo a la ocasión. A veces se hacía llamar Carla Monzón, otras veces Ana Perez, también se la conocía como Alejandra Cazón o Daniela Quesada. Para evitar confusiones nosotros la llamaremos como seguramente más le gustaría a ella, para nosotros es simplemente "la asesina".
Una vez más, a la asesina la contrataron para ejecutar a un hombre. Al parecer no se trataba de cualquier hombre, era una importante figura del deporte. Se decía que mafiosos vinculados a un club de fútbol inglés, más precisamente de Manchester, aunque no el más importante de esa ciudad, eran quienes habían encargado el crimen.
La asesina recibió con sorpresa el nombre del hombre a quien debía asesinar. "Carlos Tevez" le dijeron y le dieron una foto del futbolista. La asesina se sorprendió aunque la idea de asesinar a alguien como Carlos Tevez le creaba una motivación especial. Era un gran desafío. No obstante, se dio cuenta que estaba ante la oportunidad de ganar un dinero mucho más alto que en asesinatos anteriores.
- Si el hombre al que tengo que asesinar es Carlos Tevez, Carlitos Tevez, quiero el triple de lo que me pagaron en el crimen anterior.
Para la organización mafiosa era una importante suma de dinero a pagar, quizás demasiado. Sin embargo, y tras una intensa deliberación, aceptaron pagarle a la asesina el triple. Carlos Tevez era una importante figura. La asesina era una gran criminal y valía lo que pedía.
- Pedís mucho - le dijeron - pero sos la mejor asesina de hombres que tenemos disponible y es lógico que te paguemos una suma muy importante. Tendrás el triple de lo que recibiste en el asesinato anterior.
- Perfecto, me gusta ser la asesina de Carlos Tevez, la asesina de Carlitos Tevez. He asesinado a muchos hombres pero con este crimen quedará en la posteridad.
En los días siguientes la asesina pensó en la forma con que asesinaría a Carlos Tevez. Sabría que seducirlo sería fácil. Pensó entonces en llevarlo a una cama y ahí asestarle una puñalada fatal. Quizás atarlo a una silla y clavarle un puñal en la nuca. Otra posibilidad era decapitarlo con un hacha. O estrangularlo con una soga. Una variante interesante era tambien envenenarlo. Darle una copa de champagne con cianuro o un trozo de Queso con arsenico. Todas muy buenas alternativas. Pero la asesina era también muy práctica, y quizás no tendría tanto tiempo para asesinar a Carlos Tevez con alguna de esas variantes. Por eso finalmente, se decidió por lo más simple, un revolver Colt calibre 45 con silenciador.
La asesina sabría que encontraría a Carlitos en un lugar nocturno. No se equivocó. Vio al futbolista sentado en una barra bebiendo tragos de alcohol. Recién había empezado y por eso estaba aún lucido. La asesina se sentó al lado de Carlos y le dijo:
- ¡Hola Carlitos! ¿No me invitas con una copa?
- ¿Como te llamas? - le contestó Carlitos.
- Me llamo como vos, decime Carli - dijo la asesina.
- Pedí lo que quieras yo te pago todo.
La asesina no se equivocó. Seducir a Carlitos era muy fácil. Una hora después, los dos estaban juntos en un auto. Carlitos en un evidente estado de ebriedad no podía conducir. Era la asesina quien manejaba. Era un día de verano, cuando la ciudad arde por las altas temperaturas y al mismo tiempo mucha gente está fuera de ella por vacaciones. Finalmente el auto se detuvo en un descampado al costado de una ruta poco transitada.
- ¿Qué pasa, Carli? ¿Porqué paras el auto? – preguntó Tevez sorprendido al detenerse el vehículo.
- No es nada, Carlos – contestó la chica – pero me parece que pasó algo con la goma y quiero verla antes de seguir manejando.
- Muy bien, si es necesario – contestó Carlitos, y al terminar de decir esto bajó del auto.
La asesina también bajó del auto, y se dirigió hacia atrás, mientras lo hacía se puso un par de guantes negros en las manos, y con ellos enfundados, abrió la puerta trasera, tras revisar extrajo un objeto de un saco. Era el revolver colt 45 con silenciador.
A Carlos le llamó la atención que la chica se pusiera los guantes negros y se acercó a la parte de atrás del auto.
- ¿Puedo ayudarte en algo? – dijo Carlos, pero no terminaba de decir esto cuando, sorprendido, vio que lo que la asesina tenía en la mano no era ningún instrumento para el auto, sino un revolver colt calibre 45 con silenciador, y que además la asesina parecía apuntar con el arma hacia él.
- ¿Qué significa esto, Carli? – preguntó sorprendido Carlos.
- Se acabó la farsa, Carlitos – contestó la chica – Soy una asesina serial o profesional de hombres, como quieras llamarme. Para muchos podrás ser el gran Carlitos Tevez, para mi simplemente mi próxima víctima.
Carlitos no pudo ni siquiera reaccionar, ante la sorpresa de estar frente a una despiadada y cruel asesina, que ni bien terminó de decir esas palabras comenzó a disparar.
- Carlitos - dijo la asesina y disparó por primera vez. La bala impactó en el rostro de Carlos que cayó al piso.
- Carlitos - dijo la asesina y disparó por segunda vez. La bala impactó en el pecho de Carlos, que estaba ya tendido en el suelo.
- Carlitos - repitió la asesina y disparó por tercera vez. La bala impactó en el cuello de su víctima.
Siguieron otros tres balazos. Uno más en la cabeza, otro en el pecho y un sexto en el estomago. Totalizando así seis balazos. Nadie oyó los disparos pues la asesina tenía un silenciador. El muchacho estaba muerto y seguramente a la asesina le hubiera bastado con un solo disparo para ejecutar a su víctima.
La asesina se retiró del lugar dejando el cadáver de Carlos Tevez tendido en el pasto. la asesina estaba exultante, plena de alegría, más que satisfecha y conforme con lo que había hecho. Había asesinado a muchos hombres, pero necesitaba ejecutar a alguno famoso cuyo asesinato causara una gran impresión en la opinión pública. Ahora ya había cumplido con su objetivo. Ahora en los círculos criminales ya no sería una simple asesina de hombres, sería "la asesina de Carlos Tevez". |