Nace en Arequipa la ciudad blanca el 12 de octubre de 1798, fueron sus padres el teniente coronel don Antonio de Rivero y Aranibar y doña María Brígida Ustariz y Zúñiga, siendo auténticamente Peruano y Arequipeño es un ciudadano del mundo, porque la ciencia le sirvió de pedestal para empinarse sobre el orbe.
A los 12 años estudia en el Hihgate (Inglaterra) y a los 17 es alumno de la escuela real de minas en París, bajo la dirección de Gay Lussac y concluye sus estudios en Sajonia (Alemania) descubre la “Humboldtina” que es una combinación del acido oxálico con el hierro, luego al cumplir los 22 estudia en España la magnesia de Vallecas, después es invitado por el ilustre Francisco Zea a viajar a Colombia, para complementar la expedición científica Francesa con Boussignault y Roulin al cumplir los 24 años, después viaja a Venezuela y Ecuador países en los que estudio su geografía, geología y ciencias naturales.
Por cuestiones políticas es desterrado a Chile donde aprovecha su tiempo en realizar estudios científicos, al volver a la patria en 1825 halla la generosa comprensión del libertador Bolívar, quien le entrega la dirección de minería, agricultura, instrucción publica y museos, preciado presente que el sabio toma en sus manos para modelar las bases científicas de la patria, conjuntamente con don Hipólito Unanue debe considerarse a don Mariano Eduardo de Rivero y Ustariz como uno de los precursores de los estudios científicos en el Perú y América.
A su muerte en París el 6 de noviembre de 1857, todo aquello que hizo y estudio fue con miras a un pensamiento de superación nacional, comprendió con clarividencia profética que el Perú es un país de tan variados recursos naturales, que precisa de una orientación eminentemente científica y técnica, en el prologo de su libro “memorias científicas, agrícolas e industriales” se pregunta ¿Por qué naciones sumidas en el seno de la miseria y el abatimiento los vemos hoy en la cima del poderío? Sera porque hombres tan entendidos como modestos consagraron largas y penosas vigilias al estudio, la investigación y el descubrimiento; decía también que recompensado se sentiría si en el curso de mi vida me ha cabido la suerte de poner una piedra en el edificio de la ciencia, inspirando a mis hijos y compatriotas nobles deseos de adquirir conocimientos provechosos, que es el mas preciado patrimonio que puede dejarse.
Entre los muchos honores que alcanzo podemos mencionar:
Haber sido cónsul general del Perú en Bélgica, caballero de las ordenes de Danebrog y Leopoldo, miembro corresponsal de varias sociedades científicas de Europa y América, socio extranjero de las antigüedades de Copenhague, socio de la imperial agricultura de Francia y del instituto del áfrica.
En Viena en 1851 publica el libro “antigüedades peruanas” con un atlas de grabados que acompañaba la obra, entre los otros libros mencionaremos “relaciones de ambos hemisferios” y “la antigüedad del hombre peruano”.
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