Cuando estas acostado en la cama, cuando nadie te acompaña yo estoy ahí, incluso ahora estoy atrás tuyo o tal vez a un lado pero no te molestes en voltear porque no me veras, ¿Por qué? Yo incluso no lo sé, tal vez sea porque la incredulidad te ciega, tal vez quieras verme pero es inútil. Yo he sido tu compañera desde que naciste, he visto como te ibas a tu cuarto a llorar por un simple castigo o porque alguien te hizo algo, cuando te tropezaste y nadie te ayudo yo te observaba, me dolía no poder hacer nada por ti. Lo único que me aleja de ti son los demás, por eso me llaman o mejor dicho nos llaman soledad.

Solo una vez me veras, será en tu lecho de muerte, cuando tu alma abandone tu corrompido cuerpo y pases a un estado de eterna felicidad en el paraíso o de augurios en el infierno me veras un pequeño instante. No soy un ángel guardián ni mucho menos, solo soy un amigo con quien conviviste cuando estabas solo, un amigo a quien no podías ver sin embargo estuvo a tu lado en la fría soledad.