El domingo pasa.
Por mi ventana los autos, los pibes con la pelota. Las viejas.
La luz de la tarde que todos va matizando con el tiempo, con el caminar del reloj.
Mi tiempo, no dice nada, no hace nada, no camina.
Sólo muestra la tempestad de una vida cambiada de emociones.
Estoy en mi ventana y las horas pasan. Tengo atrás unas cuentas que resolver.
Unas cosas que terminar. Un amigo que recordar, un horizonte alejado que se mantiene frente a mi ventana.
Y así me paso la tarde contando, cuanto pasa, cuanto es cuanto y cuanto se fue.
En que ilusión me despedirse esta tarde.
Con el humor de la amistad?, con el frío clima?
Con la soledad tomare unos mates, con la ausencia hablare de poesía.
Con el dolor me retirare a dormir.
Con el paso de las horas consumiré los restos de angustia que me faltan.
Para volver a levantarme mañana, para transitar entre objetos y hacer un objeto más.
Ausencia ausencia, ausencia.
El 70 porciento de mi materia es un objeto, el resto carne y un 5 sensibilidad que guardo y acaricio cómo a un gato maullando.