La luz vertida en mi habitación me recuerda tu pasado
con su extenuante frialdad de la casita suspirado por sus paredes
y tu frente bañada por el sudor del campo.

Quisiera que me llevaras esta noche en que no habrá luna
a las ruinas donde la soledad se escuche ponderante
luego sentados frente a esa imagen tu historia, me cuentes de nuevo.

Hazme engullir aunque resista, el amargo olor de la nada
oblígame a sentir el dolor de mis manos maltratadas por la tierra
enséñame aquello que por mi otro hacen.

Esa luz se extingue, vaporizándose al momento en que cierran mis ojos
ante mi cara distinta a un pasado, tu cabello rizado tocándome
la vida del todo yéndose conmigo, sin enseñanza como tú la tuviste.