SUEÑO DE POETA
Las horas del nuevo día, se asoman al horizonte de la media noche y me miran interrogantes. Decido irme a la cama.
Entre las sábanas siento el descanso del cuerpo y me relajo en busca del plácido dormir que acostumbro. Quiero llegar al reino del hijo de Hipnos y de Nix y soñarte mi amada.
Me voy adormeciendo, te veo a lo lejos y camino hacia ti… abajo, un mar soñoliento, con olas aletargadas al viento; no hay gaviotas ni otras aves marinas, vuelo apenas por debajo de las nubes, sobre un jardín sin flores pero ornado por tus manos, tus manos de olor a rosas y alelíes; no se si es más a rosas o más a alelíes, sólo se que me sublimellan, me encandilan, me aletargan y me llevan a tu mundo.
Tu belleza es no sólo por que eres mujer, sino porque tienes un alma hermosa, digna, inteligente y clara. Me pierdo en tus cabellos, me endulzo entre tus brazos, me ahogo en tu regazo con el corazón detenido.
El ulular de una lejana sirena al paso, me desprende de ese confort por un instante. Me vuelvo a acurrucar en ti, siento tus labios, y tu respirar torna a ser el tambor que ritma los latidos de mi corazón… vuelvo a sucumbir al ensueño y vuelvo a volar sobre el jardín.
Me tomas de la mano y me llevas, y me dejo llevar. Andamos sobre dunas de arenas, amplias, barridas por un suave viento de sur a norte. Nos detenemos en la cima y me preguntas quienes somos: te dijo que soy tu Norte, tú mi Sur; que soy tu sueño, tú mi realidad; que soy su satélite, tú mi Sol; Que soy tu viento de amor y tú mi lluvia de luz. Que eres mi eje y mi universo.
Continuamos en ese bosque de arenas, caminando de la mano, hasta abrir las cortinas que forman colgantes líquenes y asomarnos a un naciente nuevo día.
Despierto descansado y la sonrisa que en mis labios sembraste con amoroso beso, llenándome de gozo, queda en mí: es tu señal de ser tuyo, ser tu propiedad.
Despierto seguro de mi mismo y también seguro de ser poseedor de tu tierno amor, que tenemos un dulce amor, que posees mi sincero amor. Amor sin más ansias que hacernos feliz en la felicidad de ser feliz.
Bostezo, me estiro, miro por la ventana y te envío mi deseo: ¡Buenos días amor!
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