Este famoso general que lego a la historia las paginas mas heroicas de la etapa revolucionaria, nació un día de marzo de 1806, curso sus estudios en el colegio de san Carlos y en 1819 un acontecimiento trascendental cambio el sendero de su vida; abandono el colegio contra la voluntad de sus padres para presentarse a las filas libertadoras, dirigidas por don José de san Martin quien se hallaba a la sazón en Huaura.

El general Salaverry, tenia el genio belicoso y caballeresco, carácter varonil e impetuoso, con un espíritu severo y arrojado en las luchas por la independencia, participo en el batallón “Numancia” que se encontraba próxima a emprender una de las mas difíciles y peligrosas campañas, participo en casi todas las grandes batallas por la independencia de América, Zepita, Junín y Ayacucho, en el terreno practico recogió las enseñanzas de Bolívar, Sucre, La Mar y San Martin, su rápido ascenso se debió a las continuas victorias que coronaban sus esfuerzos.

Se dice que escribía en prosa y en verso, siendo brillantes sus discursos y proclamas dirigidas a la nación, durante el tiempo que ejerció la presidencia del Perú, esta vida tan brillante tuvo un fin doloroso y trágico, aunque si de gloria imperecedera, sucedió que a consecuencia del encuentro en Socabaya fue tomado prisionero por los agentes subalternos de Santa Cruz, luego pasado por las armas en la ciudad de Arequipa el 19 de febrero de 1836; Salaverry dejo de existir a los 29 años faltándole solo un mes para cumplir los 30 años de edad.

La proclama que lanzo antes de morir esta redactada en los siguientes términos:

“protesto ante mis compatriotas, ante la América, ante la historia y la posteridad mas remota, por el horroroso asesinato que se va a realizar con mi persona, habiéndome entregado espontáneamente al general Miller, el me ha presentado como un prisionero mas ante Santa Cruz, que sobre cadáveres Peruanos quiere cimentar su conquista.
Yo debía haber sido juzgado conforme a las leyes de mi país y no por un tribunal de esclavos, que me condenan sin oírme, se me a sometido a un consejo de guerra verbal, ante quien protesto por su incompetencia y la imposibilidad de vindicarme, ya que estando a tan gran distancia de los documentos justificativos de mi alegato no puedo mostrarlo, se me ha condenado ¡Peruanos! ¡Americanos! ¡Hombres de todo el universo! Ved aquí la barbará conducta del conquistador con un Peruano que no ha cometido delitos, que no ha tenido otra ambición que la felicidad y gloria de su patria, por los cuales combate hasta la muerte, ved aquí cuan horribles son los primeros pasos del que ha jurado enseñorearse del Perú destruyendo a sus mejores hijos.

En capilla, Arequipa, febrero 18 de 1836