El caminar el laberinto es una practica espiritual que consiste en caminar sobre un laberinto trazado sobre el piso. Experiencia que está presente en varias culturas. He aquí mi experiencia:
Entro y recuerdo la caminata del zen con las manos juntas empuñadas sobre el pecho...inspiro y expiro al dar los pasos, camino lento, me concentro en los pasos, escucho la letra de la música " una mashi va...una mashi va, chiva no mamá..." probablemente en sánscrito a Shiva. Me emociono fuertemente: mi identidad de machi, de sybila más que de madre. una cosa es ser madre, otra cosa es ser Madre como energía esencial. De aquí que cobra sentido mi búsqueda permanente. Empiezo a disfrutar el laberinto, siento calor en la espalda como palma angelical que me apoya, avanzo. Me encuentro con la cuenta cuentos que está danzando el laberinto, cambio otra vez ( ya había bajado mis manos) y camino más sueltamente (danzando? con los pies). Quiero quedarme, no quiero que se acabe. Me acuerdo de la vida del actor que dijo en una entrevista a la televisión que le cambio la vida cuando escuchó a su tío en su lecho de muerte decir: " que desperdicio".
Me quedo en el laberinto disfrutándolo a concho, de pronto empiezo a no encontrarle sentido, mis brazos se cruzan en mi pecho, ¿Qué estoy haciendo aquí?...¡cuántas veces no he experimentado esa falta de sentido!. Vuelvo a conectarme con la práctica. Llego al Centro del Laberinto, quisiera tener un tiempo indefinido, pero hay compañeros detrás, me doy la vuelta, me regalo esos instantes para la iluminación: la pido conectada a mi coronilla con las palmas abiertas hacia arriba. A la salida pienso...si he estado llena de ideas en la cabeza antes de llegar al centro a la salida también vendrán ideas prácticas quizás. Me acuerdo del sueño del abrazo de J, de ir a la ecoaldea, el proyecto tecnológico. Me encuentro con un compañero del laberinto, lo saludo con un leve gesto, está en otra, muy serio, una compañera canta el mantra a mi lado, lo tarareo un rato, pero ella se aleja, no se si se aleja o el laberinto es el que la aleja. Otra vez la vida...las amigas, compañeras de camino van y vienen. Empiezo a perderme, creo que estoy caminando las partes que nunca anduve. Me angustio estoy perdida. ¿ Cuántas veces he andado sin luz?, pero ya sé que hacer: camino lento, me lo tomo con calma, pienso me queda poco, no quiero que se acabe...de pronto queda mucho, me equivoqué, me vuelvo a equivocar, veo la salida al laberinto, la asocio con una muerte consciente. Me pongo en posición zen, respiro, manos empuñadas sobre el pecho, camino lento. Fuera están los compañeros que ya salieron sentados o acostados sobre los cojines.
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