EL BOMBACHERO
Che, vos bajaste ropa de la soga?...La voz de mi
mujer me interrogó dulcemente , cuando estaba disfrutando, somnoliento, mi café matinal. Debí responder . No. Pero como conozco los interrogatorios atempórales, que pretenden incriminarme, opté por el .-- ¿Cuando?...
--¿Cuando?...Hoy, cuando va a ser, no te voy a preguntar por el año pasado. - Replicó dulcemente.
--No, Porqué?..
--Porqué me falta una bombacha.
--´Te la habrá agarrado la perra. - Sugerí mecánicamente.
.--No seas tarado, mirá si la perra va a llegar al tendal!...
.-- Y que se yo, estás segura?...
.- Y claro que estoy segura. Anoche me bañé, la lavé y la colgué en la soga.
--Y bueno, llamá al 911, o mejor a Crónica," ¡Violencia en Alsina, le roban la chabomba a mujer mientras dormía" !!!... Por ahí piden rescate.
.-- No se para qué pregunto, con vos no se puede hablar. Haber si entró alguien.
.--Eso digo.
Hacía poco que viviamos en esa casa de Alsina. Una linda casa con jardín al frente y otro al fondo donde está el lavadero, la parrilla y un tapial bajo que nos separa de la vecina, Rosita, a ella acudió mi mujer para comentarle el misterio .
.--Hay querida, te entró el bombachero.! - El Bombachero, según Rosita, es un alma en pena que murió en un duelo por el amor de una mujer, pero el que sabía bien la historia era el Viejo Tapera, un viejo curcuncho que vivía a la vuelta, por Santiago Plau. Hasta la casa del viejo me fui, intrigado por este comentario fantasioso. Me recibió afablemente y en cuanto le comenté el motivo de mi visita su relato fue fluyendo con ansiedad.
El bombachero!!!, su caso es un típico acto del Bombachero. Si es para no creer, pasaron tantos años, yo ya voy pá los noventa y esto lo vivió mi padre en sus años mozos. Fue allá por los años cincuenta, de mil ochocientos cincuenta estoy hablando, mire si hace tiempo. Qué lo parió y la sigue buscando! Resulta que por esos años llegó a Alsina una pareja, hicieron su rancho por donde está ahora la pizzería la Muzza, por ahí era. Ella una rubia de ojos celestes. Oyó hablar de la Pulpera de Santa Lucia, ella era, pero su nombre era Concepción Cachonda, Conchita le decían. Y el un payador de Lavalle, el sargento Follar. Fueron felices sus amores, jamás los sinsabores interrumpió el idilio, juntas soñaron sus almitas cual blancas palomitas en un rincón del nido. Pero, pero otro amor, por aquella mujer, nació en el corazón del taura más mentao. Del mismisimo Mandinga le estoy hablando. Ansina fue que una noche se trenzaron en una payada por el amor de la china en el boliche de Jean Jaures y Humberto Primo. Más de un mes estuvieron payando, no se sacaban ni un ocico, los presentes aburridos se fueron yendo y ai quedaron los dos, hasta que sin vos y con las cuerdas rotas se agarraron a los guitarrazos. Y un farol en duelo criollo vió, bajo su debil luz, morir los dos. No se sabe si por los golpes o por el hambre. De pena la linda piba abrió bien anchas sus alas y con su virtud y sus galas de su rancho se voló. Nunca más se supo de ella, aunque algunos dicen que se convirtío en Silvia Suller, o que andaba de bedetonga en el programa de Rial. Vaya a saber, en esto hay algo de leyenda. La cuestión es que él la sigue buscando en cada calzón colgado. Aun tengo, entre las cosas que me dejó mi padre, un poema en el que se basó Borges para escribir el Santos Vega:
Cuentan que, si en noche nublada
su bombacha alguna moza
deja en el tendal colgada,
llega una sombra callada
y al envolverla en su manto ,
suena el preludio de un canto
entre las cuerdas dormidas
y la bombacha tendida ,
se va como por encanto.
El.maldito
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