estaba pensando en la vida cuando la muerte tocó la puerta de mi casa... me miró defrente a los ojos y sentí que entraba dentro de mí... aún no me lleves, me dije, no estoy preparado... la muerte estaba dentro de mí y en silencio... pasaron las horas y aún la sentí dentro de mí, como una pastilla que calmaba todos mis miedos y angustias... al poco rato, me sentí mejor y salí a la calle... vi un hombre muy joven que corría sin parar detrás de un auto muy grande... de pronto, sentí como si mi alma saliera de mi ser y fuera corriendo tras el muchacho, cogiéndolo del brazo para llevarlo directo a mí... ¿qué quiere?, preguntó el muchacho... me dije que estaba muerto... el hombre se quedó estático y lentamente empezó a desaparecer frente a mis ojos, hasta convertirse en un vientecillo que dulcemente entraba dentro de mi ser...

así pasa el tiempo y me he convertido en un cargamento de almas... todos están dentro de mí... uno que otro se atreve a pedirme algo, pero no sé qué decirle, así que le digo que pronto pasará... la muerte aún no se ha ido y siento que desea quedarse el resto de la eternidad dentro de mí...

hace poco decidí que era el momento de morir, pero cuando quise hacerlo, un ángel bajó de los cielos y entró dentro de mí... qué deseas, le dije al ángel... el ángel salió de dentro de mi ser y se llevó a todos los seres humanos que moraban en mí... todos se fueron, pero, la muerte, aquel ser de ojos negros y piel pálida, no se fue, se quedó... ¿por qué no te vas?, le pregunté a la muerte... ella salió de mi ser y con sus heladas manos, me cogió el rostro y me besó en los labios...

desde aquel día no he vuelto a verla... lo extraño de todo es que la noche se ha ido... y los días no terminan jamás... y las gentes rien y rien, como si estuvieran en un cielo o en un lugar lleno de paz... les miro y siento que soy muy feliz...