Lazos, vasos, hilos enredados.
Tu andar inquieto, mi ansiedad inagotable.
La niebla que se cuela en la almohada,
un arlequín da vueltas, se ríe a carcajadas.
La bruma que me abruma.
Sentada en frente mío, la loba,
la que sabe, la que mira sin mirar.
Se descarna, se corrompe, se descama.
Viuda de la vida…
Bailemos, silbemos bajo.
Apretados, hundiéndonos, colmándonos.
Que salga el alma por la boca,
se eleve, se levante y grite su canción
hasta que sangren mis oídos de aleluyas.
|