Todos los días, de lunes a viernes, durante nueve horas diarias, mi vida transcurre en un bucle constante y atroz, donde el capital humano no se valora, no importa lo más mínimo. Donde las personas tenemos limitadas nuestras competencias, donde no puedes pensar por ti mismo, no se te permite. Ni expresar tus ideas. Donde no puedes ser tú mismo. En ese lugar -y otros como ese- no están permitidas las sonrisas, ni las palabras amables, ni fomentar el espíritu de equipo, ni mucho menos, el compañerismo.
Esta realidad siempre me ha parecido terrible, y una auténtica exclavitud. Por ese motivo, hace ya algún tiempo, decidí dirigir mi particular empresa sin ánimo de lucro, y todos los días, cuando termina mi jornada bucle de nueve horas, me dedico al intercambio gratuito de sonrisas. El funcionamiento es el siguiente, y muy sencillo: Yo doy una sonrisa a cualquier persona a la que me dirija -en un supermercado, en el transporte público, en la sala de espera de la consulta médica, en cualquier lugar y en cualquier momento- y el resultado es sorprendente, ellos me las devuelven siempre. Con lo cual jamás me quedo sin sonrisas, no se gastan, no se agotan, no se terminan... y son gratis.
En este trabajo me va muy bien, me siento realizada, útil, valorada, y no me supone un esfuerzo. Me hace feliz. Tanto es así que estoy buscando colaboradores, socios, simpatizantes (eventuales o fijos) para que me ayuden a extender por todo el planeta, la filosofía de esta empresa. El beneficio es incalculable, por que cuando tú sonríes a alguien le haces un poco más feliz, y al mismo tiempo tú también lo eres. La forma de pago es "al contado", instantánea, y lo que es mejor, "no hay dinero de por medio", solo una indescriptible sensación de bienestar.
El nombre de mi empresa es "La filosofía de la sonrisa", y si lo deseas, puedes asociarte a ella desde este mismo instante.
GRACIAS POR DEDICARME TU TIEMPO. TE ENVÍO UNA GRAN SONRISA.
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