Algunas noches
creo morir mil veces.
Me duelen tantos sueños
fugaces,
breves muertes
anticipando un adiós definitivo.
Y cuando el alba llega,
cada soplo de luz,
cada instante de vida,
lleva la muerte escondida bajo un ala,
y al viento, otras campanas
repican celebrando la eternidad del día.
Pálida aurora, crepúsculo encendido.
¡Que extraña semejanza la muerte con la vida!
Texto agregado el 11-07-2012, y leído por 180
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