Ella estaba en la frialdad de su habitación;
Un viento corría por sus cabellos rizados,
Mientras un cigarro posaba en sus labios;
Lo más cercano a un beso, después de tantos años.
Era la soledad quien la marchitaba,
La convertía día a día en porcelana,
Ya que no encontró amor alguno
Su corazón endureció y se le extravió el alma.
Eran escasas ocasiones cuando soltaba lágrimas,
Estaban heladas, eran grises,
Las expulsaba su corazón roto,
Putrefacto por el tiempo,
Desteñido y sin aliento.
Ella se convirtió en muñeca de porcelana,
Por el tiempo que inmovilizaron su corazón,
Porque nunca regresó su alma;
Sin embargo lagrimas grises a veces lloraba.
Habitaba en su habitación amarga,
Sin luz, sin luna, sin compañía,
Mientras el cigarrillo terminaba,
Imaginaba que la besaban, que seguía con vida.
Un día decidió salir a buscar un poco de luz,
No contaba con que sus piernas ya no caminaban igual,
Había estado inmóvil por siglos,
Sus extremidades difícilmente las podía controlar.
Ella buscaba solo un poco de luz,
Olvidó que era de porcelana,
Al momento de asomarse desde su ventana,
Sus piernas la traicionaron,
Y en el vacío de su alcoba se desmorono.
|