Cuando todo esté desecho, cuando no haya suelo que pisar, entonces únete a la bonanza. El tiempo está tranquilo ahora en el mar. No te expliques como tanta masa de agua puede estar serena, te lo explicaré en el camino mientras los pañuelos blancos flameen enviándote su suerte desde la orilla.

Cuando la razón sea irracional, cuando las verdades sean mentiras, entonces sígueme a la ventura. La casa de la felicidad ya agotó todas sus lágrimas y la laguna de gotas sirve para limpiarse de lo mustio. No olvides traer aquel abrigo prodigioso que daba calor al concepto álgido.

Cuando la honestidad sea una farsa, cuando los pensamientos estén muertos, entonces acércate a la prosperidad. No ves que el curso de las cosas allá es favorable. Podrás quitarle el cinturón a tu mente y tapar la caverna con sus mismas rocas.

Cuando los colores sean invisibles, cuando la oscuridad tenga de sombra a la luz, entonces ven a la claridad. Te estaré esperando con el rey de los rayos luminosos en la cúspide del arcoíris. Antes de entrar limpia tus pies con los siete colores elementales y deshazte de toda la altanería existente.

Cuando la conciencia apague su motor, cuando los dioses sean discípulos, entonces acude al sagrado espacio de la nada. Esta vez seré reemplazado por la ausencia y ella a la vez por ti. No te vayas hasta rescatar algo de la carencia. Recuerda que al estar en la nulidad se hace más fácil la creación.

Cuando el cuerpo no se sienta, cuando la piel sea solo huesos, entonces anímate a compartir estas miradas de tuertos visionarios. La dirección de la vista se perfecciona al ser torcida por magos desajustados de sus asientos. No traigas telescopio que a ojos cerrados vas a atravesar lo establecido.

Cuando la justicia no aparezca en el diccionario, cuando cada grano de arena esté preso, entonces persígueme a la cárcel de la equidad. En la entrada miéntele al engaño con tramas decorosos y estruja la templanza hasta que su zumo penetre al corazón de la afabilidad.