Con la uva resbalando por tus labios carnosos
su pulpa corriendo sobre tu cuello escultórico
y el éxtasis diminuto de la fruta exhalado por ti
de policromáticos sabores matizan nuestro alrededor.

Tus dientes atraviesan la suavidad de la piel obscura
la desgarran y engullen vertiendo en tu garganta sus aguas
que compartes conmigo en un beso de dulzura
cual simbiosis de placeres infinitos.

Tomas entre tu índice y pulgar la pequeña fruta
y como cítrico la exprimes sobre tu cuerpo sin atavío
el extracto cae sobre las aureolas de tus pechos
repartiéndolas en cada rincón de ti como fuente de la vid.

Mi boca pegada a ti limpia cada gota que se ha derramado
mientras suspiras excitada por mis calores esparcidos
levantas tus caderas sumiéndome más en tu desnudez
deslizándote entre gemidos hasta ofrecerme la mitad de tu cuerpo.

Succiono entonces del vaso que ante mi has puesto
rebosante de un licor riquísimo
dilucido tu piel que queda impregnada por el aroma a uva
mientras del plantón tomas temblorosa la mediana fresa.