Yo y la vida nos odiamos. Yo y la vida nos miramos, de vez en cuando, para darnos cuenta de que aun nos gustamos. Yo y la vida tenemos ojos furtivos, extraños he incomprensivos, con los que nos miramos en un espejo roto. Yo y la vida cantamos canciones cuando nadie nos oye. Ella tiene una voz sonora y yo una callada, pero cantamos lo mismo. Yo y la vida nos cantamos a nosotros mismos. Yo miro a la vida, con una de esas miradas que le echas a quien te gusta, y aparto la mirada cuando ella me mira. No se si ella lo hace, no la veo. Pero se que ella me mira. Yo y la vida somos amantes del espejo, y nos miramos tanto por que ansiamos vernos en el otro. Yo soy el espejo de la vida. Y la vida es mi espejo. Pero nos da miedo mirarnos. Por que quiza nos reflejemos tanto, nos quizamos tanto, que un dia cualquiera saldriamos. Por alli, Por alla y por aculla, Caminando, comiendo helado y mirandonos. Mirandonos tanto que a punta de mirarnos nos conoceriamos. Pero nos da miedo. Mirarnos a los ojos. Callar en ese pozo insondable que son las miradas y cojernos las manos. Cerrar los labios y abrir todos lo ojos y verla y verme en todos los colores sin parpadear callados. Pero no lo hacemos. En cambio Nos volteamos y cantamos y cantamos, sin descanso. Sin salida, sin camino, solo con palabras y ritmo. Melodia insensible e incolora, extraña e inexpresiva, cantamos. Yo y la vida somos unos idiotas. unos puberes avergonzados, que a fuerza de amor tienen que odiarse para no enamorarse, por cobardes. Yo y la vida nos lanzamos miradas hermosas y fugaces, Enamorados de la imagen eterea del uno y del otro. Yo y la vida, nos odiamos.

Y lloramos, cantando, como las palomas.