Estoy aquí como muchas veces, como siempre, sólo cambia el lugar. Cuando pensé que mi vida se había superado en vivir estos momentos tan estúpidamente dolorosos, que el amor ya lo había encontrado y podía disfrutarlo en paz, es como si de tanta pasión el amor se hubiese secado, y el hombre que me aguarda cada día en casa, es solamente un buen amigo. Aquel que mi corazón anhela, es un muchacho que nada tiene que ver conmigo, pero por más que mi mente lo entienda, mi corazón se resiste a entender, y como el ruiseñor se aprieta más y más a las espinas de una rosa, así se me estruja el corazón, con el dolor de este amor equivocado y que quiero borrar. Yo la sombra de nada, que patéticamente llora por un amor no correspondiendo, teniendo que soportar ver a mi rival pasar, pavonearse triunfante del brazo del que amo. Si tan sólo nunca hubieses mirado a mis ojos, esa mirada que me robó el alma, que me enamoró, que me entibió mi corazón moribundo. No quiero más este dolor, sólo quiero la fuerza de dejar este vicio que me mata. Se piadoso con migo y déjame ir en paz con quien me espera, y espera mi amor.