"Cuando se falla y se pierde un ser especial, las palabras se entierran en el suelo y solo los sueños guardados con el alma pueden hacer que la oscuridad se vuelva un lugar de reflexión y descanso para continuar."

Es una oportunidad que nos fue otorgada. Pero no todos lo reconocen y viven en una flamante y resplandeciente vida de brillo y lentejuelas.

Antes que el mundo fuese como lo conocemos hoy en día, en la tierra habitaban seres fantásticos dotados de la sabiduría y la libertad que después fue vulnerada.

Existía la tierra, el agua, los animales y las plantas, pero con algo curioso, el sol estaba solo y siempre era de día; la noche nunca tocaba esta tierra.
Ese sol, aquel astro calentaba y llenaba de luz el camino de toda aquella gente, era un abanico de oportunidades que podían ser aprovechadas por los lugareños.

Los aldeanos cosechaban siempre y siempre estaban activos. Como esclavos de su voluntad.

En alguna remota selva aun con la sombra de los arboles, una hermosa mujer descansaba del trajín que sobre lleva la actividad infinita. Ella sabía que el sol guardaba un secreto. El sol tenía el poder absoluto y quería ser alimentado y adorado por la eternidad sin brindar descanso a estas personas.
Ella encontrando entre sus sombras, algunas respuestas y algunas preguntas con la sabiduría de la que había sido dotada.

Aquella hermosa dama guardo por mucho tiempo ese secreto tan abrumador y que cambiaria la historia, pero también conllevaría consecuencias que debían ser tenidas en cuenta.

La oscuridad que en un principio era para descansar el cuerpo y el alma, despertaría en algunos hombres de mala libertad la maldad; pero es parte de la libertad escoger el camino. Y entra en la mente de los hombres para ocultar todo tipo de mascaras que llevan para ocultar un real hombre.

La decisión fue tomada, y toda una selva fue trasladada al cielo; aquel perpetuo espacio lleno de los héroes de antaño; y que por fin serian recordados al resplandor de las estrellas.

La noche se poso sobre ella y la cubrió volviéndola resplandeciente y bella.

Sin embargo el sol nunca se percato; en su arrogancia y su vanidad nunca lo dejaron ver más allá de su propio resplandor.

Y llego el tiempo en el que ellos se encontrasen, todo un espectáculo apareció, las flores se combinaron en un profundo rojo sangre bañando el atardecer y amanecer en una sola sinfonía de tonos.
La noche fue creada y aquella hermosa joven fue recompensada; fue puesta a custodiar las promesas de los hombres. Aquellos que alguna vez estuvieron a los pies del sol y que ahora persiguen sus propios sueños.

Sueños de una noche que guardados y recordados por la luna se volverían carteles recordatorios para toda una vida.

Y es por esto que la luna prometió guardar su brillo hasta que los hombres apagaran el suyo propio.
A la mañana siguiente, el pasto era más verde, la tierra más negra y los hombres tenían en su cabeza la oscuridad necesaria para entender que sus vidas les pertenecían y que nunca lo olvidarían porque la luna estaba ahí para recordar cada una de sus promesas.

“Cuando la luna se oculta entre la brumosa oscuridad de la noche, no busca esconderse; pretende ser mas mística y menos superficial que el sol, recordada por aquellos que se detienen a reflexionar y descansar bajo el manto de tranquilidad que da la noche.”