Algunos personajes le hablan a su autor.
Erika —¡Edy, Edy! Tenemos algo que decirte.
Jéssica —¡Y queremos que nos escuches!
Rita —¡Yo, como tu hermana mayor te lo exijo!
Rocío — Yo estoy muy ofendida...
Doña Sofía —¡No hablen todos a la vez!
Arturito Castillo — Yo también quiero hablar…
Borrico —Si me permites decir algo…
Tío Castillo — Sobrino, estoy con vos…
Erika:
—Tú sabes que he sido uno de tus personajes preferidos. Has hecho de mí lo que has querido. He cumplido cada uno de tus caprichos. Me he dedicado a ese estúpido deporte de “lanzamiento de la piedra”. He viajado por ti a Alemania, donde me dejaste abandonada por un tonto ataque de celos. Te he curado de tu enfermedad, esa bendita satiriasis, que sufriste sin chistar. Me he aguantado los avances del degenerado de tu tío, y todo te lo perdoné por esas cuatro líneas maravillosas que escribiste en tu cuento titulado “El perdón” donde estamos trepados en una escalera, uno de cada lado, pared de por medio, besándonos mientras la luna derramaba sobre nosotros una cascada de rayos de plata. Esa escena, puesta en una película y manejada por un buen director sería algo inolvidable. Sólo por eso te perdoné.
Rita:
—En el caso mío, me has hecho aparecer como tu hermana solterona, profesora avinagrada de literatura, a quien odian todos sus alumnos. Después me jubilaste y me hiciste casar contra mi voluntad con tu sicólogo, el bueno de Wilfredo. Antes me hiciste fracasar en mis proyectos de una revista literaria. Me obligas a que te perdone todas tus trapisondas y te pones en el papel de víctima. Hasta ahora te perdoné todo, pero creo que por tu propio bién, debes cambiar.
Jéssica:
—En cuanto a mí, no tengo nada que reprocharte. Me has creado linda, deseable, joven e inexperta, que hasta uno de tus amigos virtuales, ese tal Troya se ha enamorado de mí.
Pero coincido con tu hermana que ya es hora que escribas en serio. Que nos hagas trascender. Que nos plasmes en papel.
Arturito Castillo:
—Yo fui tu primo exitoso, todo músculos, aunque estuviste tentado de crearme medio trolín. Por suerte recapacitaste….
Borrico:
— Yo fui tu alter ego, y no me explico todavía el porqué de este nick…
Rocío:
—A mí me creaste usando el nombre de otra de tus amigas virtuales. Empecé como una buena chica, conociendo al marciano, ese que llamaste Mirinda y después te desbarrancaste. Supiste reaccionar a tiempo y bajaste todo esos cuentos que ya iban camino al ridículo, a pesar de todos los buenos comentarios que te dejaron tus colegas de Los Cuentos. También creo que estás para otras cosas. Otras cosas mejores que seguramente te exigirán más trabajo intelectual, pero que al final del camino te harán sentirte bien contigo mismo.
Tío Castillo:
— Me maté de risa siguiendo las aventuras que creaste para mi. El Viejo millonario pero degenerado, que te llevó a Tailandia, ja ja ja
Doña Sofía:
—A mí me creaste como tu ama de llaves, que te vio crecer y que además de prepararte tus comidas favoritas te defendía a capa y espada contra los supuestos avances de Erika, acá presente, a quien llegué a llamar “la perra alemana”. También pienso que debes escribir otras cosas, de naturaleza más elevada.
No te pido que escribas otra versión del Quijote, pero tu sabes a que me refiero.
Erika:
—Si nos puedes volver a utilizar a nosotras, bien o si tienes que crear a otros personajes, no vaciles en hacerlo.
Jéssica:
—Yo estaría feliz de desaparecer ahora. Todavía tengo una buena imagen entre tus lectores y me gustaría que me recordaran así.
Doña Sofía:
—Además debes dejar de soñar con tus amigas virtuales. Debes saber diferenciar entre tus personajes que obran según tu voluntad y entre tus amigas virtuales, que no son nada más que eso, y que difícilmente se lleguen a transformar en amigas reales, ya sea por culpa de la distancia entre Uds. o por las mentiras que les has contado y que no te atreverás a dar la cara si es que ellas llegan a presentarse. Vuelve, Edy a la vida real. Acepta la realidad como la única cosa por la que vale la pena vivir. Esas letras sobre un fondo azul no es la vida. Son en su gran mayoría sueños. Porque todos los que escriben ahí, son soñadores, deseando convertir sus sueños en realidades. No todos lo lograrán, pero tú, que conoces tus limitaciones, no sigas engañándote y sufriendo por lo que no puede ser.
Rocío:
—Dedica tus esfuerzos a crear una obra que perdure, que te haga sobresalir del montón.
Rita.
—Debes hacernos sentir orgullosas de ti. Es algo que nos debes.
Jéssica:
—Sería interesante que te dedicaras a tratar de escribir una novela. La podrías presentar en algún concurso..
Doña Sofía:
—Quizás sería bueno editar la novela por tu propia cuenta. Tan caro no ha de ser...
Erika:
—Estamos seguras que si lo haces, te sentirás mejor. La publiques o no...
Rita:
—Debes recordar que detrás de cada palabra que escribas, estaremos nosotros, tus personajes y piensa en lo orgullosos que se sentirán tus amigos virtuales si triunfas. Dirán, este autor escribió en la Página de los Cuentos y miralo ahora...
Rocío:
—Que este sea tu último escrito. Deja todo como está por un par de meses y después borra todo. Que los comentarios que tanto amás, no interfieran en tu decisión.-
A mis amigos lectores. ¡Haré el intento! Deséenme suerte que la voy a necesitar.
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