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En este cuento participan *ninive,**pantera1***musas muertas

La foto del abuelo

*El color de la fotografía de la pareja en la pensión de la isla Kefini, delataba su antigüedad. Al verla, en el primer momento, tuve una vaga reminiscencia pero sólo dos semanas más tarde, cuando me estaba preparando para bajar a cenar en el hotel de Atenas, surgió el recuerdo.Esa era la foto de mi abuelo, la misma que había visto un sinnúmero de veces en nuestro álbum de familia, con una diferencia; en el álbum la joven había sido excluida de un tijeretazo.
Decidí quedarme unos día más para regresar a la isla y averiguar quién era esa persona tan drásticamente eliminada de la foto y sobretodo, saber qué hacía la imagen de mi abuelo Antonio en la modesta pensión de la isla.
**
Toda mi vida soñé conocer Atenas, y si se podía toda Grecia, cuna de la cultura, pero esta vez tendría que conformarme con estar algunos días en la capital y de ahí nos trasladarían a conocer algunas islas cercanas, que fue lo que incluía el tour.
La excursión a las islas contemplaba un recorrido por tres de ellas, absolutamente diferentes una de otra. Partimos en minibús hacia el Pireo, desde allí en un pequeño yate con todas las comodidades a conocer las islas del programa. Las tres eran lugares llenos de paz, como si se hubieran detenido en el tiempo, en ninguna persona se notaba el Yo si, estaba apurada por desentrañar el misterio de la foto. Por suerte nuestra guía dominaba el griego, el inglés y español. Al contarle mi decisión de regresar a Kefini, me dijo que el viaje debería repetirlo igual que la primera vez y que si deseaba ir exclusivamente a esa isla, tenía que hacerlo asumiendo cuenta y riesgo y dejar una declaración jurada de mi retiro del grupo por veinticuatro horas. Lo bueno que al día siguiente me llevaron con ellos hasta el puerto y allí tuvo la gentileza de ubicar a un botero que hablaba inglés.que me llevaría y traería de vuelta, por un precio que encontré razonable.
Ya en la isla me fijé que había personas que usaban burros como medio de transporte. El botero era muy locuaz y me contó sobre las delicias de la gastronomía y el vino griego,,mientras caminábamos hacia la pensión.
La encargada se puso muy nerviosa cuando me vio, pero mi acompañante la tranquilizó..Me sonrió y ya mas tranquila me dijo que pensó que iba a reclamar algún objeto olvidado.
Le comenté que el motivo de mi vuelta era averiguar por qué existía esa foto de mi abuelo.con esa mujer que no conocía como familiar.
-La mujer es mi abuela Melina, y el señor que está a su lado es un ingeniero que vino a descansar unos días después de concluir unos trabajos en Atenas.
-Pero por qué tomarse la fotografía junto a un desconocido?
- Como ve ella era muy joven, y su padre tenía arreglado su matrimonio con alguien que ella detestaba. El mister venia solo por unos días y le encantó la idea de llevarse una foto con una novia griega para mostrarla en América…¡Claro que cuando apareció el pretendiente oficial!

***Mi circunstancial confidente, Antea, suspira y retoma su monologo.
- Todo estalló, fué una escena de celos muy "griega"... gritos, insultos, y finalmente el portazo. Para mi abuela fue el ostracismo social al más puro estilo Ateniense. Nueve meses después de esa aventura nacería mi mama.
He quedado helada...¿ mi Abuelo, el padre de mi madre de aventuras por Grecia? pero ¿y mi abuela?. Mi mente se desplaza al pasado.
La pareja de mis abuelos no era feliz. El me amaba y amaba a mamá con locura, en cambio mi abuela en el mejor de los casos parecía soportarnos, y en el peor, francamente detestarnos. Recuerdo las escasas visitas a la casa de ellos y a mi abuela, después de almorzar y fumando un habano, se sentaba en su sillón a escuchar una y otra vez la música de Mikis Theodorakis de la célebre película "Zorba el Griego" era el único momento donde lo veía sonreír con nostalgia.
Antea no para de hablar y yo de pensar. ¡¡Antea es nieta de mi abuelo!! la curiosidad me carcome.
- ¿Antea?, ¿tienes fotos de tu mamá?
- Claro - Me dice ella, y dirigiéndose al escritorio de la posada vuelve con un portarretratos en sus manos.
Felizmente estaba sentada, si no me hubiera caído al piso. La señora en la foto me sonríe, ¡pero esa señora es mi madre! solo que mamá murió hace ya diez años.
Comienzo a tartamudear cuando una voz en el extremo del salón de recepción de la pensión me dice.
- Sobrina, tengo algo que explicarte.
Giro mi vista y Mamá aparece en el cuarto.
- ¿Mamá? - digo yo - ¿Mamá? - dice Antea - ¿sobrina? - decimos ambas.
La mujer me besa en la frente con lagrimas en los ojos y se sienta a mi lado.
- Me llamo Dafne, y tengo una historia que contarles a ambas, pero deberemos remontarnos al pasado casi 60 años.
- Era la primavera del año 1952. Antonio, el abuelo de vosotras, conoció a Melina en esta misma aldea en esta misma pensión. Grecia transitaba la recuperación de postguerra. Melina y Antonio se enamoraron a primera vista. La pensión la regenteaba Melina con la ayuda de su hermana mayor ya que sus padres, activos miembros de la resistencia griega, habían muerto en guerra. Su hermana mayor, Alexia, ya había comprometido a Melina a un prospero comerciante griego de la zona, pero Melina era un espíritu libre. Una noche, aprovechando la ausencia de Alexia, ambos se fueron al pueblo y luego volvieron al cuarto de ella. La mañana y Alexia los sorprendió a ambos aun en la cama.
Tal como contó Antea, el compromiso de matrimonio se disolvió, y Melina nunca salió de las paredes de la pensión. Nueve meses después nacería yo, tu madre Antea... y también la tuya - dijo dirigiéndose a mí.
Dafne, me mira sonriente ante mi asombro y me explica.
- Melina tuvo gemelas, yo soy la hermana de tu madre.
Por el rostro boquiabierto de Antea me doy cuenta de que ambas estamos recibiendo la noticia por primera vez.
Pero ¿como? ¿porque? - balbuceo
Dafne carraspea, se acomoda en el sillón, respira hondo y prosigue.
- No solo Melina estaba comprometida, Vuestro abuelo también lo estaba. Al retornar a Filadelfia lo esperaba su prometida, "tu abuela" - dijo mirándome - dos meses después se casarían.
Fue Jimmy, el mejor amigo de tu abuelo, quien le dio la noticia. El viajó al año siguiente a Kefini llevando en secreto una carta de amor a Melina. El llamó a Antonio para decirle que era padre de dos criaturas hermosas y fué el, por encargo de tu abuelo quien gestionó, acordado con Melina primero y con las autoridades gubernamentales después, la separación de las hermanas.
- Tu madre nunca supo nada y tu supuesta abuela tuvo que aceptar a regañadientes la adopción.
La conversación continuó hasta la mañana. finalmente nos dormimos agotadas en el sillón, abrazadas con mi tía y mi prima.
A la mañana siguiente en la colina del cementerio de Kefini tres mujeres dejan unas flores en la tumba de una tal Melina.
Dos días después un avión parte de Atenas a Filadelfia con escala en New York.
Dos tumbas en el cementerio de Filadelfia esperan otras flores.
En el vuelo Dafne recuerda el relato entrecortado de su madre antes de morir.
"Cenamos en la taberna de Kefini, no apartamos jamás los ojos uno del otro. Unos músicos tocaban con bouzouki un melancólico Sirtaki y la pasión nos inundaba en cada compas.
Volvimos abrazados a mi cuarto y el ritmo de la música en nuestras mentes sincronizo un baile en penumbras mientras nos desvestíamos, besábamos y abrazábamos sin dejar de mirarnos a los ojos. El tiempo estaba paralizado, solo nosotros nos amábamos en un mundo detenido..."
Dafne mira a su hija y su sobrina dormidas a su lado, la cabeza de una recostada sobre el hombro de la otra y sonríe diciéndose para sus adentros.
- Algunos secretos no deben ser revelados ¿no?

Fin

Texto agregado el 04-07-2012, y leído por 263 visitantes. (0 votos)


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