I

Todo comenzó una noche que desperté con la decisión de matarla, simplemente fueron ganas, como el antojo de una embarazada o el capricho de un niño mimado.



Teníamos dos años de casados, pero ni ese tiempo pudo impedirme tomar aquel cuchillo y hundirlo por distintas partes de su bello cuerpo.



-Se puede decir que ¿sentía amor por su esposa?. -me preguntó aquel psicoterapeuta con mirada mas asustada que la de mi mujer en ese día.



-Yo la amaba con todo el calor de mi corazón, ella era la luz que me despertaba cada mañana y sus besos eran mi mejor desayuno.



-Oh, ya veo, ahm,,,dígame con exactitud lo que sintió justo antes del momento...



La entrevista siguió por casi dos horas con preguntas de mierda que no tenían nada que ver con lo que yo sentía o con lo que peor aun ella había sentido, ¿que hacia aquí?, en medio de un pequeño cuarto cubierto de barrotes, solo había cumplido una necesidad básica que me pedía mi ser a gritos desde hace dos años.



Gritos, fue lo ultimo que escuche salir de su delicada garganta, para callarla la tome de los cabellos y azote contra la pared de nuestro cuarto hasta desmayarla para que no sintiera ni viera las atrocidades que estaba apunto de cometer....