Fue por estos días te recordaré que un año,
es un poco de la nada que nos regalamos entre nos.

Y demasiado poco para desentendernos de los traumas y las lluvias,
solo pasaron lunas y cayeron noches como siempre,
y alguno que otro sobresalto gris y envilecido.

Algunos con nombre, otros que recordarán siquiera,
que aquí se libró una batalla de vidas y de amores,
para dejarlos enredados en la esquina de un detalle.

Ahora el invierno testifica del pasado.
Lo reconstituye en técnica exquisita,
para mirarlo atrás, endureciendo lágrimas que nacen,
en la piedra que de mirar pasados se quebraron.

Y si nació en la nada este montaje,
como circo transitorio de sus vaivenes,
lo atajaron todos que de triste, se estancó el poder de artes y fieles.

Si no quedara nada, ni las quejas,
desgranaríamos momentos desangrados,
para quitarles vidas y tornarlos, en recuerdos frescos y pasados.

Y entre esa última vez y los sillones, que miraron la escena de los daños,
nos quedamos atónitos de dichos, que costaron llantos y una que otra alma enrevesada.

Hasta aquí podremos permitirla,
porque del transitar la anécdota al pesar que fuera,
un precio justo y cancelado se le hiciera,
si ya ni el mundo entero nos altera.