un escritor famoso y aún vivo, cosa rara, dice que se dedica dos horas diarias para escribir, y no permite ninguna interrupción mientras lo hace... mi madre decía esto y me miraba como diciendo cómo es posible que estés más de cuatro o cinco horas diarias, todas las noches... quizá mi madre exagera, pero la verdad es que no me siento un escritor o, mejor dicho, un escritor de profesión... lo mío es la industria... la escritura es algo que he descubierto como mi mejor amigo, mi anhelada compañía de todas las noches cuando llego del laburo... y allí pongo todo lo ocurrido o lo que está ocurriendo en mi alma...
miraba el piano de mi casa, el televisor, mis libros cuando un deseo intenso por una mujer me abrigó... cogí el teléfono y llamé a una amiga querida... hablamos y luego le propuse vernos más tarde... dijo que no, que no podía... me despedí y pensé en llamar a otra amiga cuando me di cuenta que no había más en mi memoria... pensé en la masturbación, en los videos rojos, etc, luego, en la moral, en dios, mis familiares, mi laburo, etc... miré la PC y seguí adelante... sabía que para escribir tenía que dejarlo todo, todo, todo, totalmente todo, sólo así, en mis cinco horas de soledad, podría hacerlo, es decir, escribir con el alma...
mis días son bellos y mis noches se llena de luz de otro espacio... mis sueños son intensos y la puerta hacia aquella dimensión se abre con la llave del cansancio...
ya más cerca de la esencia de la vida, más cerca de dios dentro de mí, casi sintiendo el aliento de dios sobre mi alma, pude entender que muy pronto se abriría las puertas de todos los conocimientos... entendí que mi sed de conocimiento es infinita...
un segundo, dos segundos, tres minutos, dos horas, cinco horas tras las teclas de la PC y... sí, allí estaban mis textos... les miré y sentí que aquellas criaturas me miraban como cachorros recién nacidos... moviéndose como gusanos ante la vida que anochecía... vi mis manos desgastadas por los años, mis ropas sucias y llenas del resplandor de la noche, y supe que pronto dejaría de escribir...
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