Recuerdo que bestia de payaso y me disponía a salir a escena, la gente estaba expectante, mis rutinas y la gracia de los santos iluminaban mi talento y recibía aplausos tras cada presentación. Aquella noche era distinta a muchas anteriores, mi amada no estaba presente en el circo, mi mente estaba en ella y en el hombre con el que estaba, en aquel momento mi misión era llenar de lunas las bocas del público y no podía gemir, debía salir y reír llorando como el actor de la Inglaterra.
Texto agregado el 30-06-2012, y leído por 88
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