Hoy ha sido uno de esos días en que hubiera sido mejor quedarse en la cama. Pasar las horas entre lectura, televisión y comiendo galletas o patatas fritas aunque luego haya que cambiar las sábanas.
No sé con que pie me levanté, nunca me fijo en esas cosas, tampoco lo que ponía mi horóscopo o si me crucé con un gato negro, quizá sea martes y trece: dadas las circunstancias seguro que hay de todo un poco.
Nada más salir de casa he tenido un percance con el coche; tuve que llamar a la grúa y me ha costado una pasta. Me he peleado con los del seguro, después con mi jefe por llegar tarde. He chocado con un compañero y en el encontronazo me ha caído un café caliente encima. De vuelta en el metro alguien me birló la cartera.
Y para colmo me llamas; llevo días esperando tu llamada y tiene que ser justo hoy. con este humor de perros que tengo encima. Me llamas y te contesto casi sin ganas, con mala leche. Y ahora no sé que hacer, cómo podemos quedar de nuevo después de haberla cagado tanto. No sé cómo decirte que te quiero y que hoy solo era un mal día.