Cualquier proyecto en mi vida que después de siete meses no me da esperanzas de cosechas es sujeto de cambiar de rubro y volver a proyectar pero como cuesta dejar de lado una convicción y las esperanzas invertidas, sin contar los sueños que se rompen. Por eso no es bueno poner los sueños a una sola cosa, hay que soñar con familia, con amor, con trabajo, con labor social, con amigos y hasta con sueños imposibles por si acaso, los sueños son el impulso y su culminación es una especie de sentido para aceptar la cotidianeidad de los días, si sueños uno está jodido y sujeto a que alguien aparezca de repente y asome son sus naricitas a tu vida, y uno cree que la vida va a cambiar, ¡no hombre! La vida tienen sentido cuando uno sueña aun cuando se está solo, más aun si uno sueña y esas naricitas se asoman a tu vida, sueñas más pero sin atentar contra su libertad, te sientas y observas; y esperas que con todo el corazón que esa persona se quede pero si no se queda, no la dejas querer solo te llenas de amistades entrañables, solo así, no se anda uno ahí por el mundo quedándole a deber la hermano, al amigo, al compañero… ¡Ojala te quedes! ¡Cielo! ¡Cielo! ¡No te vayas sin mí, que quiero soñar contigo!
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