LA SED

Aligeré mis caminar…
La noche tan oscura causaba un cierto temor; la que aumentaba con la espesa neblina que cubría todo. Pero habría prometido llegar
Resonaba en mis oídos, el eco de sus pasos, fuertes. Con timidez, espié por arriba del hombro.
Los árboles se habían convertidos en gigantescas sombras; El corazón me saltaba alocado.
Cada ves estaban vez más cerca.
Sentía a las sombras. Hasta parecía que respiraban detrás de mí

Primero fue un hilo que marcaba mi mismo camino; de pronto se transformó en una inmensa manta que me envolvió en su viscosa superficie….

Al despertar, tenía el cuerpo todo dolorido
Mis ojos lentamente se acostumbraron a la oscuridad. Era un inmenso dormitorio con camas vacías.
Divisé una superficie pulida, lo, que parecía un espejo. Aduje a la oscuridad no verme reflejada.
Por una hendija de la pared vi filtrarse un rayito de sol.

La sed quemaba mi garganta

Intenté despegar las maderas y cuando logré apartar una, el rayo de luz, hirió mis pupilas.
Me quedé quieta en la cama auscultando los ruidos.
De pronto escuché el chirriar de una puerta y el sonido de unos pasos, como si subiera una escalera.
Su único diente, alumbraba la oscuridad.
Y vi. entre la penumbra que traía una bandeja con un vaso de rojo líquido
No esperé que me ofreciera, me abalancé sobre él.
Bebí hasta el último sorbo.

Y la sed, seguía quemando mi garganta.-

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