El iba a rescatarla, sabía que Ella seguía prisionera. Estaba en el mismo lugar y había perdido la opción de elegir.
Y como el mejor regalo que da el Amor es la Libertad, buscaba como enseñarle y recordarle que Ella podía.
La conocía tanto… Era su otra parte, una parte que le había sido arrancada y estaba prisionera desde tiempos ha.
El era libre, pero no podía disfrutar, porque sabía que tenía una cuenta pendiente, y a pesar que su universo estaba lleno de posibilidades a las cuales accedía libremente, siempre faltaba Ella.
Ella era su Universo, su Verdad, su Todo, y esta pena se reflejaba en sus ojos.
En el camino de búsqueda aprendió mucho sobre la Magia, la materialización, y los encuentros.
Ayudó a muchos a reencontrarse, y a liberarse mientras proseguía su camino hacia el Encuentro.
Los duendes del aire siempre le traían noticias, y esto calmaba su dolor, el dolor de su propia ignorancia por no hallar el método para liberar a su Amada.
El hilo de los sueños le hacía sentir que estaban más cerca de lo que creían, pero los puentes de las realidades hacían imposible este contacto.
En la propia búsqueda se habían tejido más laberintos que sólo complicaban más el hallazgo.
Un día el círculo de El se abrió y se encontró rescatándose a sí mismo, de una realidad desafiante que se planteó entre su misión de aprendizaje y su necesidad vital, Ella.
De repente allí estaban frente a frente en la prisión. La oportunidad, el instante...
La miró a los ojos, y en ese instante se dio cuenta que el verdadero prisionero siempre fue Ël.
Hoy es libre!
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