Fue un distinguido hombre de ciencia y a la vez uno de los más ilustres parlamentarios, nació en esta ciudad de los reyes el 17 de julio de 1852, desde muy joven destaco con gran esfuerzo y dedicación, diplomándose como ingeniero civil en setiembre de 1876.

Durante sus estudios en la escuela de ingenieros, algunas veces actuó como profesor en las que puso de relieve sus dotes de maestro, fue iniciador, activo organizador y constructor de las fortificaciones de Lima durante la guerra del pacifico, siendo nombrado después por el gobierno inspector del fuerte de la regla, obra que atendió hasta el fin de la contienda.

Luego fue nombrado jefe de obras públicas durante la administración del general Miguel Iglesias, donde emprendió activamente la campaña que corono la vuelta a la administración del estado de los ferrocarriles nacionales; elegido diputado suplente en 1884 concurrió a las sesiones de la asamblea constituyente de 1885.

En mayo de 1890 es nombrado director de fomento, cargo que se había creado recientemente donde demostró una gran capacidad organizadora, lo que le valió la calificación de sobresaliente, fue un luchador infatigable de la expansión vial del Perú y da inicio a la carretera a Chanchamayo, donde pone toda su ciencia y talento en el trazo y la ejecución de esta vía, hasta convertirla en modelo de su género en la que logro una gradiente del 5 por ciento, a pesar de ser la zona fragosa, desigual y muy accidentada.

El 18 de abril de 1891 lo encontramos dirigiendo la expedición encargada de la apertura de la famosa vía del Pichis, trabajo que toco a su fin en 1899, que hasta hoy sirve para poner en comunicación el centro del Perú con el Oriente, como fruto de sus observaciones y experiencias en esta hermosa empresa, publica en 1895 su obra “la vía central del Perú” en ella demuestra las ventajas de esta arteria, que luego complementa la obra anterior al publicar “Memorias” donde acompaña planos e informes que permiten seguir paso a paso la historia de los trabajos aun en sus mas mínimos detalles, en esas páginas se recibe un halito renovador y de patriotismo, se percibe las vibraciones del gran espíritu y en ellas grafica un esfuerzo de enorme trascendencia nacional.

Honrado por sus excepcionales merecimientos, su dinamismo creador a comienzo del siglo es figura luminosa en el senado, donde lo vemos al lado de las buenas causas, como la defensa del indígena en cuya rehabilitación puso todo su fervor, la defensa del obrero y de cuantos requerían el amparo para un mejor rendimiento, fue un orador brillante, de lógica inflexible tras la cual se mostraba su gran inteligencia, acompañado de una notable cultura, gusto de las letras y de la filosofía, su talento lo puso siempre al servicio de la sociedad y no tuvo limites.