Jun. 2012. No hay peor enemigo que los celos.
En un inicio, me desconcertaban sus múltiples personalidades.
Un día, me pedía que le amara de una manera, y al día siguiente, era otra persona totalmente diferente.
Hasta que descubrí el extraordinario placer que podía darme.
En ocasiones, se dedicaba a hacerle el amor a mis pies, argumentaba que estaba menospreciado esta alternativa que la altanera sociedad, sólo dedica a la contemplación del cuerpo de rodillas para arriba.
Así que pasaba horas ocupada en mis pies, los acariciaba y halagaba hasta que de tanto placer le pedía por favor la penetración final.…
Le divertía hacer el amor en los lugares más extravagantes.
Puedo decir sin exagerar que lo hicimos donde solo la imaginación pone limites.
Dentro de sus múltiples personalidades, la que más me impacto, fue cuando aparecía con un traje de seda rojo o negro, y lo dejaba caer para mostrarme la ropa interior más erótica que pudiera imaginar y las caricias más dulces que jamás había llegado a sospechar.
Era chocolate y fresa, amor sensual y apasionado llegando al orgasmo múltiple en cada ocasión.
Todo marchaba de maravilla hasta que un día tuve un error, mientras hacíamos el amor, pronuncié un nombre que no era el de ella, y lo que podría resultar una equivocación, terminó convirtiéndose en un campo de batalla.
Todas sus personalidades aparecieron al mismo tiempo y en un ataque de celos implacable decidieron abandonarme, ya que me consideraban infiel y promiscua, tanto me amaban cada una de ellas que el desenlace no pudo ser más triste.
Creó que la que más sufrió fue ella, y yo….aprendí que… no hay peor enemigo que los celos.
Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde ahora camino calle abajo buscando la perdición en mi soledad, como si nunca hubiera subido al cielo de su vida.
Andrea Guadalupe.