EL VUELO.

¿Sería así la muerte? Esa sensación de vacío, el cuerpo ya sin fuerzas girando a la deriva El cerebro ahuecado y adormecido por la inyección letal. Aquellas ropas que le quitaron, vaya a saber porqué.
La noticia de su muerte se supo un tiempo después por la prensa. Apareció ahogado al final del estuario cerca de la playa. El cuerpo hinchado dificultó su reconocimiento.
Llovía sobre el pueblo. Una lluvia tenaz y porfiada. La gente del lugar comentaba que había sido lo mejor. Después de todo, siempre se dijo que en algo raro debía andar metido. Era preferible que muriera en paz con Dios antes de que cometiera quien sabe qué pecado mortal.
No hubo más que un breve velatorio. Con el cajón tapado, ya que el cuerpo estaba muy deformado y con la discreción adecuada a la situación.
El funeral se realizó en la mañana de un sábado.
La joven viuda, de negro, con un espeso tul que le cubría totalmente el rostro, parecía sensiblemente afectada.
A su lado, gafas oscuras, sombrero inclinado, el cuello del uniforme cubriéndole hasta el mentón, el Comandante que había piloteado aquel ultimo vuelo de la muerte.