No sabía por qué le llamaban el Museo del Terror, a mí me parecía un museo de lo más común. Supongo que porque era el famosísimo museo de piedras, y tenía esculturas que puedo asegurarles parecían gente de verdad pintadas de gris. Supongo que para quitarle prestigio. Pinturas por todas partes… Paisajes, animales monocromáticos las famosas esculturas de piedra, retratos y hasta un ejemplar real de la mismísima Mona Lisa. Pero, por algún motivo en particular, todos coincidían en que el museo, no era un museo de arte, ni de esculturas, sino que era un museo del terror. Decían que se escuchaban gritos desgarradores de gente invisible que clamaba por su vida y que esto se daba generalmente a la noche, cuando de vez en cuando, se cortaba la luz de la zona. Nunca lo creí y, por eso justamente, estaba parado en el medio del museo, pero no había mucha gente, eran unos pocos los que estábamos observando las pinturas expuestas allí. No aparecía ningún fantasma, no revivían los cuadros ni nada. ¡Una decepción total! Pero de pronto, sucedió algo extraño. Se cortó la luz y todos comenzaron a quejarse. Era de noche, y no veíamos nada. De pronto la luz volvió, y cuando me dí cuenta, el museo seguía exactamente igual, pero tenía algo que me daba escalofríos, y no se por qué, todas las personas del lugar estaban estáticas. Ninguna se movía asíque me acerque a un señor con anteojos que encontré ahí y le toque con mi dedo índice para preguntarle. Pero al tocarlo, el hombre ni se mosqueó, estaba duro y cuando lo vi con mejor detalle, estaba gris. Supuse que era una escultura, y que todo era una video broma. Asíque me decidí a salir del lugar. Pero de pronto, noté que mis pies se endurecían. Mi pierna comenzaba a tornarse de un color grisáceo y empezaba a perder movilidad. Traté de correr, pero no podía. Noté que todas las personas de piedra que se exponían en el museo, tenían cara de sufrimiento, de agonía… de terror. De pronto, me di cuenta de que siempre había sido así, de que siempre por alguna razón, el artista que creaba esas esculturas las hacia con cara de miedo. El gris comenzaba a subir entre mi cuerpo. Mis piernas estaban grises y estáticas como si fueran de piedra. Grité, pero nadie me ayudó. En ese momento el guardia pasó caminando por ahí. Le pedí ayuda, pero me dijo que ya no podía hacer nada. Grité, lloré y clamé por ayuda. Supongo que mis gritos serán parte de la famosa leyenda del museo. Mis brazos ya no se movían, estaban grises al igual que el resto de mi cuerpo. Solo la cara. Solo mi cara de horror quedaba con movilidad. Grité por última vez y nunca más nadie me oyó.
Que tonto que fui al entrar a este museo. Ahora entiendo por que las esculturas tenían esa cara. En este momento la gente pasa y pasa y me mira. Dicen que parezco una persona de carne y hueso, nada más que pintada de gris. (En ese momento, pasa el guardia de seguridad, mira a la escultura y le guiña un ojo) Si supieran ellos que pronto van a ser mis amigos, que pronto van a formar parte de este famosísimo museo. |