Mientras caminábamos hacia el coche, ibamos hablando de cosas sin importancia con el ánimo de conseguir realzar nuestra nueva y desconocida relación. El simple hecho de intercambiar dos frases con Fen hacía que mereciese la pena arriesgarse, pero ese riesgo llegó a mí más impactante de lo que yo esperaba.

A escasos pasos de mi chevrolet, un ápice de dolor sacudió la punta de mi nuca y, acto seguido, sentí como el metal de la fría carrocería entraba en contacto con mi cara. Me pareció notar que uno de mis pómulos se hacía añicos y ví como la sangre que brotaba de mi nariz destacaba sobre la pintura blanca del coche.
Quedé totalmente aturdido mientras me llevaba las manos a la cara en un vano intento de cortar la hemorragia que inundaba mi nariz.
Tras unos segundos, recobré parte de mis sentidos y me dí la vuelta para intentar comprender que ocurría.

Fen estaba de espaldas a mí lanzándole gritos a alguien y moviendo los brazos en todas direcciones. De pronto, el cuerpo de Fen hizo un brusco movimiento y desapareció de mi zona visual, y en su lugar apareció el gigantesco y musculoso cuerpo de Matt, el novio de Fen. Fen cayó al suelo un metro a la derecha de Matt y dió un pequeño alarido de dolor tras rasparse las rodillas contra el asfalto del aparcamiento.
Matt se acercó furioso hacia mí con un brillo de superioridad en sus ojos, que me miraban amenazantes de darme una buena paliza.

Matt lanzó su puño derecho contra mí. A pesar de mi aturdimiento conseguí, a duras penas, esquivarlo con un ligero movimiento de cabeza.
Un segundo puño se abalanzó sobre mi cara acertando de pleno en mi ojo para hacerme caer al suelo sintiendo un ardor profundo.
Tenía que hacer algo antes de que aquel gorila me diese una tunda que me obligase a estar comiendo únicamente purés durante dos semanas, asi que lancé una patada desde el suelo y le golpeé fuertemente en la entrepierna. Matt soltó un grito ahogado y se dobló por la cintura llevándose las manos a los genitales, como si con ello fuese a lograr evitar el dolor.

Aproveché su baja defensa para levantarme del suelo y propinarle un rodillazo en la cara, que le hizo caer de espaldas con la boca bañada en sangre y quedar aturdido completamente.

Me senté en el suelo, con la espalda apoyada contra la rueda del coche, intentando recuperarme de mis heridas y mirando aquella molé de músculo que yacía delante de mí para asegurarme de que no se levantaba.
Levanté la vista buscando a Fen y la encontré de pie mirándonos alternadamente a Matt y a mí, como si quisiera decidir dentro de sí a cuál de los dos debería ayudar. Como si quisiera decidir si quedarse con lo malo conocido o con lo bueno por conocer.