dicen que soy un buen panadero... en verdad, no hago nido en este suelo, donde hay tanto que sufrir y nadies me ha de seguir cuando yo remonte el vuelo... vendo mis panes de a pocos, como cañito de callejón malogrado... me gusta el amor y la amistad, son una isla en este mundo de tanta frialdad... y cuando vendo un solo pan, me gusta olvidar que soy algo así como un panadero... tengo alma de león cuando alguien me dice mentiras... me duelen las tripas de tanto escuchar... y allí sí que olvido qué soy, pues, cojo a quien me cante y le pongo como la masa del pan... la gente piensa que estoy mal, pero, qué sabe ellos de lo que es la verdad... la verdad es como el pan... huele bien, sabe bien y nutre el alma y el corazón... por algo es lo primero que dicen los que llegan de las entrañas de una mujer... y así sigo mi vida, vendiendo el pan que no se acaba y no se vende... les dejo pronto porque ya sale el pan de tropa, que es tan grande como las ancas de la negra que lava la ropa...