Son las dos de la tarde, el calor es intenso y el día esta despejado. Acabamos de entrar en primavera y los campos que cuidan las abejas tienen un hermoso perfume, estando a casi diez kilómetros todavía su aroma se percibe perfectamente. Faltan dos meses para que Mack, aquel niño bautizado en el entierro de su abuelo y la boda de su madre cumpla cuatro años. Se ha vuelto un niño hiperactivo, para su edad tan corta ya ha logrado aprender casi todas las lecciones de ataque de Sand, es torpe para evitar ataques y su defensa es deficiente, pero aprende rápido.
Mack juega con un par de canicas cuando ve llegar un vehículo terrestre, de él baja una pareja con seis hijos, el mayor tiene siete años, el menor uno, todos comienzan a bajar cajas y bolsas del vehículo; por último baja una mujer embarazada, tiene casi siete meses de embarazo y su vientre esta enorme.
Muchas cajas hay todavía en la nave, al parecer vienen a quedarse, y no solo van de paso, por lo que todo indica que son nuevos habitantes de la perrera. Picado por la curiosidad el niño se acerca y viendo al señor acercarse lo saluda –hola, me llamo Mack, ¿y tú?- el hombre que lleva una caja muy pesada solo le sonríe y sigue caminando; sin preocuparle la negativa Mack se acerca ahora a la mujer –me llamo Mack ¿y tú?- la mujer, de nombre Marian se sienta en un banco, esta cansada por el largo viaje –me llamo Marian, pequeño- le dice mientras le toma una manita.
Algunas personas vecinas ya se han acercado y presentándose comienzan a ayudar a la familia en la mudanza. Danielle también se acerca, pero ella se queda junto a la mujer embarazada –hola, mucho gusto, mi nombre es Danielle-. Las dos mujeres platican y Mack no deja de ver fijamente el vientre de Marian, Danielle le da un disimulado empellón para que deje de hacerlo, pero el niño insiste, hasta que por fin habla -¡qué gorda estás!, ¿Por qué estás así?-
La cara de Danielle enrojece ante la impertinencia de Mack, y le propina un ligero golpe en la nuca -¡cállate! Nunca le digas eso a nadie- Marian ríe ante la franqueza del niño –lo que pasa es que estoy embarazada, voy a tener un bebé- le dice mientras acerca las manitas de Mack a su vientre; el niño sonríe alegremente, ha sentido algo -¿qué fue eso? Algo me pegó-, -es mi bebé, siempre que siente algo que lo toca patea- responde Marian, que se acaricia su gran barriga. Unos minutos mas tarde se despiden, al alejarse Mack voltea a ver a la mujer, agitando su mano –¡Adiós!, nos veremos-
Varios minutos después suenan las alarmas, un enjambre de abejas ha sido detectado dirigiéndose a la célula, todos los civiles se refugian en sus casas mientras los militares ocupan sus puestos de defensa. En todas las casas de la célula se activan los filtros de insectos y los inhibidores de olor, las abejas son muy violentas, principalmente con las mujeres.
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