Y se nos pasa la vida
que se nos acaba la noche
aquellas donde las pisadas pesan
como plomo grisáceo
Cuando la luna nos brilla
a la espera de la melancolía
Esquivando aquellas penas
reflejadas por la luz acuosa
de todos los ojos
Que nadie se salva cuando peca redonda y solitaria
Y así de obstinados como ella, seguimos esperando
a menguar los errores
Tanto que movemos el rumbo y los pies
tratando de aferrarnos al cambio
mientras en el entretanto se nos camina la vida
Cuando la noche humedece las calles con suspiros y nieblas
encaramos los colmillos de la madre nocturna
que vigilante y alerta
nos acompaña en el desgarro astral
de todos los que se desean heridos
E insistente persigue nuestro paso
y los pasares
de los fragmentos que duran nuestra vida
en el eterno durar del hombre
A paso blanco
A paso del diablo
El Alicurco
Texto agregado el 20-06-2012, y leído por 115
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