Con casi todo el mundo rogando una partida, Maria respiraba el folclor de su estadía con melancólicos poemas, de Neruda, que de melancólicos, sólo tenían el aire. Todo daba un episodio de desprecio, desprecio por sus ropas, por sus cuerpos.
El llanto pedía silenciosamente salir y golpear las paredes del recinto. Era una noche perfecta, los zapatos de la anciana, cubriendo con los pasos las tumbas de antiguos amores, pies, piernas, muslos, caderas, el vestido de la hija provocando beberla a borbotones, el pasado hace trizas las ventanas, los dientes, la lengua.
La espera fue caos suficiente, pasó la mano por el cabello dejándolo mal puesto en las orejas, Un final desdeñoso “universo de rodillas rogando una partida ¡fuera! ¡Ah! Un grito golpeo, los habitantes ¿habitantes? De dónde viene la palabra habitantes ¿qué son los habitantes? ¿Qué los hace habitar? ¿Por qué, por qué pienso en habitantes?
-Buenas noches…el grito, si el grito, corrompió los huesos, abrió carne, torturó vivos fantaseo a muertos
- ¡hola! Sonrisas desparramadas en rostros uniformes, no es un hola son mil, millones de rostros hola, hola, hola…. ¡Ah! el grito- de ella ¡Maria! Dónde estas Maria, vuelve Maria, quiero llorar Maria, ¡Maria! … tal vez murió.
-Maria no está ¿Raúl? En casa, el buen Raúl, pregunta por él no dirá nada malo, es un turrón de azúcar, un sol, un ocaso, tiene tantas historias como arrugas, tantos años como…-No Raúl, Raúl no tiene nada- ¿Cómo no va a tener nada?- yo lo he visto, yo he vivido con él- ¿quién es usted? – Su sombra,- las sombras no hablan-claro que sí, sostiene una conversación pasajera con una.
-No, no, no que pasa las sombras no hablan, las sombras no hablan, las sombras no habla…El grito olvide de nuevo el grito, que importa nadie quiere saber que pasó con el grito.- yo si – ¿Maria?-no yo, quiero saber que pasó con el grito-¿Maria eres tú?-¡No!
-Busca a Maria
-Si, la tiene muéstremela
-No, pero podría conseguirla, déme su nombre, el color de sus zapatos, vestido y…un trozo de su piel…de su piel está bien.
-Yo no tengo la piel de Maria
-¡NO! Entonces como cree que la encontraré
-Con sus uñas grita Raúl a lo lejos
-¿Uñas? ¿Quién tiene mis uñas? Mis uñas…El llanto infernal, llenaba toda la habitación-¡Mis uñas!-niña se acercó la anciana, tomando suavemente la cabeza y recostándola a su pecho caído-no llores, las uñas no son importantes ¿té o galletas?-té, si ves querida las uñas no son importantes.
-Me voy
-Adiós coronel, gracias por su visita
-Adiós, tomó el sombrero y corrió a casa-Que linda es la lluvia, el coro responde si es muy linda.
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