¡Ya verás, puta!, pagarás por todo lo que me has hecho. Serás la primera y la última en vapulearme de esta manera. (Y hasta la fecha, se lo había cumplido al pie de la letra. El hombre llevaba tres años sin poder olvidar a esa mujer, anhelando día y noche su regreso. Efectivamente, durante todo ese tiempo, no le había permitido a ninguna otra hacer lo que ella le había hecho. Su manera de hacerle pagar: atormentarla todos los días del resto de su vida con un “te amo”).