Nicolás pidió un café antes de abordar el tren que lo llevaría a casa. Mientras tomaba su café el vio a la chica más bella que el hubiera visto en su vida, como nos pasa a todos, el se aproximó hacia donde estaba ella. El tratando de parecer amable le preguntó:

- Disculpa ¿ puedo sentarme aquí?
Ella volteó su dulce y cálido rostro contestando:
- Claro, no hay problema.
-Gracias

Juntos abordaron aquel tren que los llevaría a sus distintos destinos. El la vio durante un largo rato admirando su bella faz, admirado por esta el le preguntó:

- Si te dijera que me gustas ¿ qué me responderías?
Ella le dijo:
- No
-¿Por qué? - preguntó sobresaltado-
- Sentí algo pequeño, pero no lo suficiente como para amarte.

El bajó del tren desconsolado por la respuesta de la que una vez fué su amiga. No la había visto en años y se conocían desde hace tiempo.

Pasaron varios días y aquel sentimiento de tristeza se disipó tanto como su recuerdo sobre ella, el vió de nuevo el sol y dijo.

- ¿Cómo sería este momento si la respuesta hubiera sido otra?

El meditó un momento y se dijo:

- En fin ya no importa, la vida sigue, ella por su lado y yo por el mío.

Así fué como el logró sonreír de nuevo frente a la tristeza que le agobiaba.