Al final, tu y yo éramos nada. Casi siempre pensé en un dos creyéndote cada palabra, igual a las mías, posadas en mis nidos de inocencia, asumiendo responsabilidades vanas. Al final tu jugabas y yo era ficha, tu me has dejado en jaque, yo pienso en como atacar con un mate. En el fondo te reías de la lástima por mí, como quien le entrega pan al pobre en ayuno. al final supe que eras mermelada rancia, y me aburrió saber que no cambiaría el sabor de nada. Después de todo descubro que eres plutón frío, cuando mis pies en la tierra te quieren dar patadas, y es mejor que tu constelación se derrame en cráteres y me dejes flotando en el sol. Yo quería volar contigo... y tu llevarme en un globo aerostático, que cuando se acercara el peligro y tu final, lo reventaras. Ahora comprendo lo incompatible, de quien escribe canciones complejas hablando de un sistema, y de esta loca, escribiendo poemas tristes comentando el cosmos y la luna. Al final no haces mas que explotar sentimientos, que con gusto puse en tu vitrina, y yo creyendo que los sanarías, con abrazos y miel. Entiendo ahora que eres nadie, cuando te llenabas la boca diciendo que eras todo, y ahora que todo lo entiendo, nadie me saca lo poco que vales. Éramos tan diferentes que te marchitas, le das pena al invierno, que ni me roza con sus lluvias, yo y mi primavera, coronada de flores y frutos maduros. No cabe duda que éramos distintos, ¡como me pude creer asquerosamente igual a tí!, con tus jugosos anhelos de hombre bígamo, y yo como historia de un verano, escrita en tu cama y bajo tu cielo nublado. Hasta ahora no comprendía la razón de tus derroches de abrazos conmigo, y ahora quiero lavarme de adentro hasta afuera, agradeciendo que no hallas llegado a mi sano miocardio.
En resumen, todo comprueba que somos distintos: Ni siquiera pusimos el punto final donde mismo.
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