Nota del autor: Aún no estoy segura del nombre de mi novela, tal vez luego lo cambie. No lo se. Espero que les guste el prologo, no soy muy buena así que si tienen consejos de como mejorar me ayudarían mucho.
Prologo:
Aún seguía parada allí, en aquel cuarto de blancas paredes y piso del mismo color, encadenada de manos y pies, seria, con la mirada fría que mostraba odio, rencor y quien sabe que más. Mírenme como se les de la maldita gana, ríanse detrás de aquel maldito vidrio polarizado, alégrense saber que soy uno de sus conejillos de indias, que soy uno de sus mejores descubrimientos; no me importa, disfruten el poco tiempo que les queda, muy pronto no sabrán de mi existencia, desapareceré de la faz de la tierra si es necesario para que dejen de tratarme como un experimento.
Una sonrisa a medias se formo en mi rostro, yo no podía verlos a ellos, a los de la A.A.P o Agencia de Asuntos Paranormales, pero podía sentir sus rostros de confusión, preocupación. No entiendo a los humanos, realmente soy uno de ellos con diferentes cualidades, con capacidades que cualquiera podría decir que son fantásticas, ¡pero no! Me tratan como si fuera un arma, como si fuera una de las razones por las cuales, en muchos años, yo pudiera causar su extinción absoluta.
Solo soy yo, soy Emily Denning, una simple chica de dieciséis, soy de normal estatura, de cabello castaño oscuro (casi negro), tez blanca y ojos demasiados extraños (era lo que me delataba, ser diferente), es decir, nada raro. ¿Acaso es difícil de entender? No voy a ponerme sentimental, ni mucho menos llorar en un momento como este. Deje de lado mis quejas y permanecí un largo rato sonriendo. Cerré mis ojos lentamente, me concentre y sus exclamaciones se escuchaban como si estuviéramos en la misma habitación:
–Mírenla, ¿Qué creen que está haciendo? –curioseo uno de ellos intrigado.
–No lo sé, ¿quieres ir y preguntarle? –comentó otro con ironía.
–No, de todas maneras ni siquiera tengo ganas de averiguarlo. No ha hecho nada más que quedarse allí, apenas sonríe y cierra los ojos. –le respondió resignado de esperar algo de mí que fuera “útil” para ellos.
Mi sonrisa se hizo más amplia y abriendo los ojos aplaudí, un poco incomoda por las cadenas. La puerta se abrió de golpe y un hombre apareció tras esta para luego atascar la puerta fuertemente. Deje de aplaudir, lo observe y este me pregunto por qué lo hacía, confundido pero a la vez duro. Era esbelto, fornido, moreno, cabello escuro y unos ojos negros tal cual abismo. Resumiéndolo en pocas palabras, alguien quien a primera vista da terror. Aunque, sigo sin entender porque ellos son los que me temen. Alcé un poco mis brazos para que viera en las condiciones en las que estaba y confesé tal idiotez suya:
–¿Acaso creen que con estas cadenas pueden detenerme?
Rápidamente él se dio media vuelta, tal vez para avisarles a los demás, abrió la puerta y sabiendo que estaba del otro lado del cristal observándome, al igual que los otros, aclare:
–Sigan disfrutando viéndome y ríanse hasta llorar de mi, estoy segura que no durara mucho... ¡Ah! Y por cierto, llamen a los guardias que alguien está tratando, mejor dicho está escapando.
De repente, las esposas, no solo la de mis manos sino también las de mis pies se separaron dejándome caminar con libertad, podía olerla. Pronto saldría. Me acerque al vidrio polarizado y me despedí de ellos con la mano y una sonrisa inmensa para luego desaparecer de allí. Era momento de volver a empezar. |