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La Araña

Por
Rómulo Seldení Mez


Marie regresaba cansada de la escuela y cansada de todo lo que le había sucedido ese día. Paso a paso arrastraba su pesado bolsón repleto de libros que ya no deseaba ver nunca más en su vida, lentamente ascendía las antiquísimas escaleras de madera que parecían, a cada paso que Marie daba sobre estas que le querían decir algo (Tal vez que ya no querían seguir ahí o que las sustituyeran por otras nuevas) pero en fin en lo único en que Marie pensaba era en acabar esas escaleras y pensar que hacer esa tarde de lunes.

Marie pensaba y pensaba en que iba a hacer esa tarde de lunes en la que no quería ver de nuevo sus libros; distraída esta tropezó con uno de los escalones y cayó precipitadamente sobre uno de ellos. Mientras se levantaba vió un insecto muy pequeño que la miraba fijamente sin apartarle los ocho ojos de encima. Marie al principio pensó en gritar o correr pero ese miedo se disipó lentamente que a Marie ya no le daba miedo ese pequeño insecto. Lo miró detenidamente, como si lo estuviera examinando cuidadosamente revisando cada una de sus partes; vió que tenía ocho ojos y ocho patas todas igual de peludas como el oso de peluche con el que dormía en su cuarto. Viendo esto a Marie le atrajo toda su atención, ya no le importaba no hacer nada esa tarde, pues ya había encontrado algo que hacer: Revisar totalmente a su nueva amiga.

Marie dijo:

- Oye arañita, ¡te miras muy sola ¡ a partir de hoy tu serás mi nueva mejor amiga, yo te cuidaré y te alimentaré para que estés bien no te preocupes.

Marie estaba muy feliz por haber encontrado una nueva amiga, pero a pesar de eso, ella se sentía intrigada por algo: Ella quería saber por qué era que las arañas siempre estaban igual y nunca hacían nada.
Marie dijo:

- Tal vez tenga hambre o este triste o…….

Así fue como Marie pasó el resto de ese lunes.

Marie se entretenía contemplando a su insecto pero ella tenía un deseo: Desde hace años ella deseaba tener un hermano, pero su deseo se veía truncado cada vez que surgía este anhelo. Tras que dijo esto la pequeña araña la vió y dijo:

- Marie, eres buena, te diré lo que es cierto. Yo no soy una araña, soy un niño que fue convertido en araña porque no hice caso a una orden que me habían dado y por eso ahora debo de estar así como una araña y solo puedo ser otra vez un niño si alguien logra descubrir como quitarme esta pena que llevo dentro.

Marie lo vio con una mirada de tristeza y le dijo:

- Te ayudaré, pero ¿Cómo te puedo ayudar? Tu dime como.
- Primero tengo que decir todo lo que hice mal para poder quitarme la primera carga que llevo dentro de mi.
- ¿Pero con quién?
- Con mi madre.
- Y ¿dónde está ella?
- No sé, ¡ayúdame a encontrarla!
- ¿Cómo se llama?
- Clara.

Marie miró con asombro a aquella araña, pues ese nombre era igual al de su madre. Ella trató de buscar todo lo que pudo y no encontró a otra persona con ese nombre.

Marie le hizo una pregunta:

- Oye ¿cómo te llamas? Es que la curiosidad es mucha y me interesaría saber tu nombre.
- Daniel
- Qué bonito nombre, preguntaré a todas las personas que conozca para ver quién me puede decir sobre ti y así te podré ayudar.
Marie siguió hablando:

- Daniel dime, ¿cómo me describirías a tu madre?
- Ella es alta, pelo castaño claro, ojos azules, su rostro brinda una especie de serenidad solo al verla.

Marie sintió un sudor frío en su nuca; la descripción de cómo era la madre de Daniel era igual a como era su madre, tan idénticamente descrita que parecía irreal. Ella le dijo a Daniel lo que había pasado con él para que se hubiera transformado en una araña.

- Cuéntame ¿cómo fue que te convertiste en una araña? Daniel
- Te contaré qué fue lo que pasó.
Yo era un niño de catorce años y tenía buenos padres que me querían, pero yo era muy necio y no les obedecía; yo solo quería hacer mi voluntad sin importarme lo que los demás pensaran sobre mí. Era un tipo egoísta y perdía mi tiempo en no hacer nada más que en ver arañas aunque yo no sé qué afición le tenía a ellas ya que ahora que soy una ya no es lo mismo.

- Pero ¿cómo fue que te convertiste en una araña?
- Un día yo me escapé de mi casa a través de una ventana para ir a ver arañas al bosque que estaba cerca a mi casa, entonces salí por aquella pequeña abertura que había en mi cuarto. Caminé varios metros hasta que al fin llegué al bosque que te dije; yo con mi afán de querer encontrar más arañas pero en vez de haber encontrado una araña encontré a una bruja que me preguntó ¿qué hacía yo aquí? yo solo le contesté que yo andaba en busca de arañas para llevarlas a mi casa y le dije que se fuera de mi camino porque no me dejaba pasar. Ella me dijo que ya que yo quería buscar arañas y había escapado de mi casa con ese fin ella me volvería una araña hasta que me disculpara con mi madre y ella me perdonara yo volvería a ser un niño de nuevo y desde entonces yo he estado en busca de mi casa pero todo se volvió enorme y no he encontrado mi hogar y mucho menos a mi madre.

De los negros ojos de Marie salieron despedidas dos lágrimas de tristeza al oír la historia de Daniel que despertó aún más su deseo de ayudar a ese niño que se convirtió en araña pero no era solo la tristeza que sentía por él lo que la llevó a querer ayudarlo, sino que ella sentía un grado de afinidad con él, como si este fuese su hermano.

Marie le dijo a Daniel:

- No te preocupes Daniel, yo te ayudaré a que ya no seas una araña y en especial a que puedas encontrar a tu madre pero es tarde y ya es hora de dormir, tengo que estar lista para ir a la escuela mañana y tengo que estar dormida para cuando mis padres regresen de su trabajo así que durmamos.

- Gracias Marie por ser tan buena conmigo, ahora sé que hay gente buena en este mundo todavía.

Marie quedó totalmente conmovida por estas palabras y los dos durmieron juntos para poder descansa de todo lo que había pasado en ese lunes.

La noche cubrió totalmente a la pequeña villa en la que Marie vivía y las calles quedaron iluminadas únicamente por las luces de la calle.

Al día siguiente, Marie y Daniel regresaron juntos de la escuela pues la pequeña niña llevó a Daniel con ella para que la acompañara. Cuando llegaron a su casa Marie le hizo una pregunta a su madre.

- Mamá ¿te puedo hacer una pregunta?
- Si hija dime – respondió su madre-
- Tú conoces o has oído alguna vez de un niño llamado Daniel.

La mamá de Marie soltó unas lágrimas y respondió diciendo:

- Te diré que tú nunca has sido hija única, tú tenías un hermano mayor que escapó de la casa para ir al bosque a buscar arañas, pero ya no volvió a casa tras haber huido y lo mantuvimos en secreto para que no volviera a pasar y no te sintieras mal.
- Mamá, yo encontré a Daniel, no llores.

La madre de Marie se sorprendió al oír estas palabras de su hija causándole mil y un emociones juntas. Con voz entrecortada por la emoción le dijo:

- Marie no digas eso, tú no conociste a Daniel.
- Si mamá, si lo conozco y está conmigo.
- ¿Dónde?

Marie sacó de su bolsa a la pequeña araña y se la entregó a su madre en las manos diciéndole:

- El es Daniel
- Daniel ¿eres tú hijo?
- Si madre, soy yo, perdóname por lo que te hice, pero ahora necesito encontrar a la bruja para que me convierta de nueva en un niño.
- Y ¿dónde está?
- En el bosque debe de estar.
- Entonces al bosque tendremos que ir ahora mismo.

Los tres personajes se encaminaron a la inmensidad del bosque en busca de la bruja para que Daniel pudiera ser de nuevo un niño, pero el único problema que tenían era que no sabían donde buscarla. En ese momento el collar que Marie tenía comenzó a sacar una luz que se hacía más brillante cada vez. De repente esta empezó a marcar en una dirección que ellos siguieron lo más rápido que podían; esta guía los llevó hasta una cueva en donde se detuvieron.

- ¿Qué lugar es este?
- No sé Marie, ¿qué habrá aquí?
- Lo mejor será que entremos, si la piedra nos guió hasta acá es por algo. Entremos.

Apenas que Daniel dijo esto todos entraron lentamente a la cueva con el cuidado de todo lo que había allí, avanzaron lenta y cautelosamente cuando se detuvieron porque escuchaban que en el interior de la cueva escuchaban una voz que decía:

- Ahora haré que todo lo que halla en el bosque sea mío y nadie me lo podrá impedir.-soltó una carcajada-

Daniel asomó uno de sus ocho ojos y vio que era la bruja que lo había convertido en araña, tras esto le dijo a su madre y a Marie:

- Hay que entrar con cuidado para que la bruja no se de cuenta que estamos aquí. Vamos.

Entraron poco a poco y llegaron hasta donde estaba la bruja, Daniel la vio y le dijo:

- ¡Hey bruja! Soy el niño al que convertiste en araña y vengo a que me vuelvas otra vez un niño como antes.

La bruja lo vio y le dijo:

- Ah ¡eres tú! Pues habrá un pequeño problema, si quieres que te convierta de nuevo en un niño tendrás que darme el medallón que tiene la cura para poder revertir el efecto del hechizo, pero yo ya no lo tengo…

De repente, el medallón que Marie tenía en su cuello prendió una luz más intensa que cuando los guió por el bosque, Marie lo tomó de su pecho y se lo dio a Daniel. Daniel dijo:

- Bruja, ya tienes el medallón, vuélveme otra vez un niño como antes por favor.

La bruja lo vio y le respondió:

- Como he visto que encontraste a tu madre, te permitiré que vuelvas a ser un niño de nuevo, pero ahora ya no busques más arañas ni nada que puedas aprisionar pues ya sabes lo que sienten los animales así. Cierra los ojos que ahora volverás a ser un niño.

La bruja dijo unas palabras y toda la oscura gruta de la bruja se llenó de luz, al instante Daniel se convirtió de nuevo en un niño.
- ¡Gracias bruja! Cumpliré tu promesa, adiós.
A partir de ese día, Daniel y su familia vivieron felices y él nunca más volvío a atrapar insectos y decidió mejor dedicarse a la pesca en paz.

Texto agregado el 14-06-2012, y leído por 130 visitantes. (0 votos)


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