El Hombre de cristal

Era día de primavera, los animalitos salía de donde estaban ocultos tras el frío y duro invierno que ya había pasado hace algunos días creando así un espectáculo muy singular en el ambiente.

Todo era alegría y júbilo en la ciudad, pero solo había alguien que no estaba acorde al ambiente, era un hombre alto y de barba negra como el color de sus ojos, su mirada perdida en el vacío, como si hubiera perdido algo o como si estuviese pensando. Solo el era el único que no disfrutaba de aquel hermoso paisaje en el que estaba.

Un niñito pequeño que lo vio sentado en el parque se acercó hacia él y le preguntó:

- Oiga señor ¿ porqué está usted triste si todo es muy bonito en este día?

El hombre contestó:

- Mira niño, estoy triste porque no quiero que la gente me toque, pues casi lo único que sabe hacer es lastimar a todo el mundo y me han lastimado mucho y es por eso que no quiero que me toque, pues como soy de cristal me puedo romper y aunque yo deseara estar con una persona a la que yo quise mucho con todo lo que hay en mi corazón, pero ella me lastimó, a veces ese fuego me quema por dentro es tan fuerte que tengo miedo a que me rompa.

El niño al oír esto le dijo:

- Pero el cielo no lo rompe y por eso sea feliz.

El hombre conmovido vio al niño y le dijo:

- Niño eres bueno y te agradezco que me hallas hecho ver la vida como es en realidad. Gracias


A partir de ese día el ya no fue un hombre de cristal.