Le decían El Tigre, en el barrio de Alsina, era el últino guapo que pisó el arrabal. Le decían El Tigre, por su pinta maleva, por su cara morocha que surcaba un barbijo, por la torva mirada de sus ojos oscuros que en las sombras brillaban y esa forma felina que tenía de andar.
Le decían El Tigre, tal vez por el recuerdo de aquel Tigre Millán que caminó las calles de Alsina y de Pompeya y en el viejo boliche de Jean jaures y Humberto Primo, jugaba al monte criollo con cartas
de tarot... Que un día se hizo tango, para entrar a la historia de los guapos que murieron a mano de un traidor.
Y esa historia de guapos y malevos, esa pinta y ese apodo, fueron un mandato para la vida del Tigre Tapera, así se llamaba. El sabía que algún día, en alguna esquina, la muerte lo acechaba, que había una profecía en ese tango maldito... Y su andar felino fue el de un gato asustado. Su mirada, antes torva y desafiante, paso a ser huidiza y temerosa. Comenzó a frotarse la mejilla y a dormir del otro lado, para borrar el barbijo que le había dejado la almohada.
Y de pronto, una mañana, ya de noche no salía, el Tigre Tapera dejó el barrio. No sabremos jamás como siguió su historia. Pero dicen que dicen en el barrio de Alsína, que la causa fue un correo que le mandaron a su Imal, " Cuidate Tigre, vos sabés por qué ".
Neco Perata
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