Y es así como un dia, sin notarlo y sin aviso, dejo de importarme... La mirada esquiva, el gesto agresivo y soñolente a la vez, el astio en la voz y la sonrisa oportuna.

Deje pasar tu caricia por encima de mi hombro, ese puñado de naipes queriendo construir rascacielos cual Dubai en medio oriente, enfrentando tormentas de arena, salitre y grandes olas de calor... disimil, pues, no llegamos ni a media cama.

El esfuerzo gastado, el compromiso a cuestas y la jueventud que se aleja... como un llamado distante en alguna sala de espera. Te sientas a esperar. Rezar. Esperar. Pensar. Esperar. Rezar. Sollozar. Esperar. Pensar. Soportar. Esperar. Pensar... y finalmente. ¿Que esperas?