Nocturno 04. Las sombras
He descifrado mi existir, misterioso
y vuelan altos los ángeles que me amparan
murió la gloriosa tarde, opaca y fuego
quedó la noche inmensa, circular
brillante negritud de risa nácar
alunarada noche de fortuna .
Las trompetas suenan,
los galopes se oyen cercanos,
han pasado los espectros por mi puerta,
macabros penitentes del tiempo
tañen las campanas
y repican las pezuñas al empedrado
relinchos, capas al viento,
al frío de la noche, susurros de aliento
miedo, miedo a los prefectos de la muerte
¡Señor que pasen, que no se detengan!
los ángeles vuelven, me arropan la cama
me besan los labios y lloran aliviados sobre mí,
lágrimas de amor celeste, me consuelan
no es mi noche,
todavía no es la noche de los silencios
no es la noche de las horas cortas,
ni la de los labios sellados.
Un espectro rezagado se asoma a mi ventana
muerte de luz, eternidad resplandeciente,
me mira, sin verme
me siente, sin tomarme
se evapora, en un remolino de polvo y estrellas,
al abrir los ángeles sus púrpuras alas
despuntando la amanecida, aclarando el día.
Es el miedo, el que me aferra a tu cintura
de mujer absoluta, hueles a un paraíso
de sueño y calor,
te rebelas como la única verdad,
mujer arcano, mujer indescifrable,
dame vida, dame muerte
más noches, días, circulares, eternos.
Eternos, como Dioses que se abrazan
en las noches pesarosas.
© Todos los derechos reservados
Antonio © M. ( T i T o. M.)
12/Junio/2012
Nómada
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