Hoy me estuve acordando del Gringo Ottazzi, vos no tenés la menor puta idea, porque no es una persona que haya trascendido más allá de las fronteras de Blaquier y treinta leguas a la redonda. Simón se llamaba, para mí fue un ídolo, no te digo que fue Messi ni Maradona, pero era nuestro Messi y Maradona.
Jugaba parado el Gringo. parecía que la pelota lo buscaba a él, la paraba con la zurda, la amasaba con la derecha, la volvía a la zurda y con una caricia la ponía servida. El secreto del Gringo era que no les daba tiempo de marcarlo, y si alguno lo lograba era para la vergüenza, un caño o la tiraba por izquierda, picaba por derecha, la recuperaba y lo dejaba parado.
Qué elegancia, qué presencia, qué personalidad... Era Gardel !, no solo en el futbol. No tenía rivales el Gringo, a lo que jugara era el mejor, al billar, bochas, bolitas...qué sé yo, a lo que se te ocurra, viste. En tenis llegó a la final de la provincia y no tenia maestro, ni entrenador, ni una mierda, aprendió solo, lo inventó al tenis, el Gringo. En pelota frontón de cancha abierta un genio. ¿ Oiste hablar del manco de Teodolina?.. bueno buscalo en Google, es una leyenda de la pelota vasca, y el Gringo lo basureo. Hacía magia con todo lo que fuera redondo, a veces pienso que de haber estado en el espacio hubiera hecho jueguitos con la luna, el Gringo.
Pero lo que yo más le admiraba era el arrastre que tenía con las minas. Un depredador el Gringo, no les hacía el novio, ni el verso, siempre solo y furtivo, andaba por las noches como una gato saltando tapiales y alambrados, entrando por ventanas que les dejaban entreabiertas.
Varios años mayor que yo fue mi maestro. Soliamos sentarnos en la plaza, en noches de verano, antes que hiciera su ronda y el Gringo me hablaba de la vida, de los sueños, de los códigos entre hombres... Tenía su filosofía, hay que ser, no querer ser, me decía...Disfrutar del desafío, no del resultado, ni del triunfo. Porque el Gringo no tenía ambiciones, jugaba con la vida. El pudo ser Gardel pero no quiso. Un señor el Gringo...Su nombre y su historia son leyenda. Su gloria, el amor de su pueblo. Yo soy uno de ellos.
Neco Perata
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