Me tomó un cuarto de siglo descubrir que no tengo ningún talento. Lo ideal sería ser malo. Tomar las cosas de la vida y utilizarlas. Un auto, una mujer, dinero, comida, y hacerlo con lujo de violencia, con prácticas intimidatorias. Perderse en las drogas y morir en un estado infernal. No creo tener tampoco ese último talento. Ni siquiera puedo ser arrogante. No tengo el don de la falsedad y la vanagloria. Los he visto andar por ahí ya sin alma a esos talentosos, y no sé si al final se saldrán con la suya una vez más. Yo empeñaría mi alma y la sacaría al final de la vida, si es que tengo con qué. Seguro que sabré encontrar los recursos para recuperarla siendo un desalmado. No sé de qué estoy hablando. Tal vez no exista tal cosa. Si las personas exitosas no tienen alma, entonces qué. Qué se supone que debe hacer la gente. Yo no debería de estar hablando de esto. Si yo soy una persona alegre. Tengo una tortuga y se llama solavina. Y a solavina le importa un carajo la vida. Ella no sufre, ella no tiene alma. La mala vibra puede hacerte sentir muy mal. Nadie cree que el mundo sea justo, pero tal vez no haya cosa más justa.